Cuando alguien va al cine a ver un western contemporáneo, Sin Perdón por ejemplo, lleva en su retina todo el cine de Ford, de Howard Hawks, de Zinnemann… En fin, todo el género. El código necesario (con sus personajes arquetípicos y su crepuscular melancolía) para disfrutar de un buen western, ha sido aprehendido por el espectador sin sufrimiento, por decantación. Gracias a muchos años viendo vaqueros desmontar de sus caballos sin hacerse preguntas. Cuando alguien va a un Museo de Arte Contemporáneo, muchas veces está viendo su primer western. No entiende a los vaqueros. Tampoco a los indios. Entonces culpa al sheriff de su desconcierto.
La policía nacional acompaña al director del MARCO (el sheriff) de Vigo y presenta orgullosa sus decomisos en el museo. Los puños americanos y los chacos son inesperados ready-mades. Gustavo Rivas participa de la ceremonia tomando esta foto. El gran público (se le llama así porque es grande en número) no participa, como siempre.