Texto publicado en suplemento Culturas sobre el certamen de grafiti y muralismo DESORDES CREATIVAS
Al sistema le gustan las anomalías. Le gusta ver cómo crecen las propuestas alternativas. Cuando están maduras, la maquinaria museística las engulle sin contemplaciones. Un artista puede mantener su independencia como una apuesta vital, pero ciertas rebeldías pueden resultar estériles si las necesidades de producción no están cubiertas. Cuando un creador progresa suele anteponer lo que su obra necesita al buen rollo. Al final, el arte que niega el museo acaba en el museo; y los clásicos de la cultura underground como Basquiat o Keith Haring son eso: clásicos. Tan académicos como un desnudo de Ingres.
El arte urbano (street art o posgrafiti) es como la aldea gala. Resiste con gallardía las acometidas de lo institucional. El anonimato y la generosidad son dos de sus cualidades. Y lo efímero. Una medianera que antes era la grosera epidermis de nuestro fracaso urbanístico ahora es una viñeta. Pero no goza de la menor protección. Una resolución de una junta de vecinos, debatida en el parlamento del descansillo, puede cubrir de uralita una obra de arte. Por eso el arte urbano es generoso, porque el ego del autor se diluye en los crueles ritmos de la ciudad. Parado en un semáforo en Caldas puedes disfrutar de una obra de Liqen (artista de Vigo que ahora reside en México, siguiendo el rastro de su rica tradición muralista) pintada sobre una pared de ladrillo sin revocar. Para muchos pasará desapercibida como un discreto edificio racionalista entre el ruido que genera tanta arquitectura fantasiosa y tanto estilo internacional mal entendido; para otros será directamente vandalismo. De hecho muchos murales se realizan de forma clandestina. El norteamericano Shepard Fairey, ya saben, el del retratito de Obama, puede ser fotografiado en su propia exposición retrospectiva sobre las sacrosantas paredes de un museo de arte contemporáneo y la misma semana por la policía, tras ser detenido por prácticas de vandalismo sobre los sucios muros de un barrio residencial. Esta calculada paradoja también forma parte de su trabajo.
Detrás de la mayoría de estos trabajos hay un artista con suficientes recursos estilísticos y una rica formación. La gamberra ironía de Pelucas, artista presente en los muros de Ordes, no está muy lejos de las delirantes pinturas de Philip Guston, que estaba hasta el moño del expresionismo abstracto —que muchos de sus compañeros vivían como un sacerdocio— y se dio cuenta de que le divertía mucho más trastear con las imágenes del tebeo y los iconos de la cultura de masas.
Cuando estaba fotografiando el impresionante mural de Liqen en Ordes, un señor mayor se me acercó para decirme, con maneras de cicerone: «¿Sabe vostede qué é iso? Ozono, o buraco de ozono. Son bos estes grafiteiros. Levoulles tres días: todo a pulso». Es posible que fuera un consumidor habitual de arte moderno que, camino del CGAC, tuvo a bien pararse conmigo para defender el mural como si fuese algo suyo. O puede que simplemente la buena pintura se abra paso.
«Una medianera que antes era la grosera epidermis de nuestro fracaso urbanístico»
Estas sentencias de Mejuto son una verdadera apoteosis de la metáfora.
Que alguien publique esto, por favor.
Mis respetos, maestro.
Vítor… es un placer leer tus » crónicas» de la vida… esta vez le toca al arte… que si bien es cierto que el grande… o el más conocido está en los grandes museos… otros, que no dejan de tener esa grandeza pero que lo puede contemplar todo el mundo… se genera en la calle… en los muros… en las paredes de algunos bares conocidos… ayer por ejemplo exponía en Betanzos un gran artista joven de origen rumano… en CASA CARMEN, que he contemplado con gran satisfacción como ha ido evolucionando de la que vi el año pasado también en este local… tal vez reivindicando su espacio vital¡¡… o desarrollando tal vez ese impulso reivindicativo¡¡¡… me decía que no encontraba trabajo porque cuando leían que era RUMANO, tal vez… esa rama rara que nos sale a veces de racismo… lo rechazaban… me decía que le daba igual el trabajo… tiene sus papeles en regla… pero su arte y su amabilidad… su sensibilidad… no la perderá jamás… gracias Vítor… por regalarnos tus buenas crónicas y fotos excelentes¡¡¡… un abrazo desde Betanzos. 50solesmas
No dejas de sorprenderme, en una entrada puedes vincular el expresionismo abstracto con la ciencia ficción sin mojarte a penas y poco después hablar de grafiti underdeground Gallego.
En mi opinión, Street art o posgrafiti(este último ya me parece surrealista) son términos usados para desdibujar los prejuicios vandálicos del grafiti, y estos han sido acuñados por quienes mueven los hilos y el dinero en la pinchada pelota que es el arte.
Un saludo.
no vinculo el expresionismo abstracto con nada, deberías acercarte a Ordes para ver el mural de Liqen. Yo lo hice.
No entiendo mucho de graffitis pero si disfruto de este arte callejero gratuito que me sorprende y me agrada.reportajes como este reconocen el talento de estos artistas.