A veces mi perro Clark levanta la pata trasera izquierda y camina con tres patas. Es pura economía de medios: si puedo hacerlo con tres patas para qué voy a usar cuatro. Demasiadas veces los fotógrafos usamos solo tres patas. Aún así un buen fotógrafo de prensa sabe cuando puede sestear y cuando tiene que ponerse las pilas. Ser romo en una entrega de diplomas pero afilado en un incendio forestal. El problema es cuando entramos en un estado más avanzado de desidia, en el que solo usamos las patas delanteras y arrastramos el tren inferior, en el que no sabemos distinguir lo importante de algo más banal.
A veces, mientras nos entregamos al agotador cuerpo a cuerpo contra la rutina, un fotógrafo en ciernes nos saca los colores. Tal es el caso de María Aurtenechea, especialmente solvente en fotos de teatro y danza. He conocido a muchos fotógrafos en prácticas que actuaban ya como veteranos, compartiendo un hastío que no les pertenece. No es el caso.
Gran fotógrafa María, y gran persona…
Confío en que poco a poco encontrará «su estilo» aunque creo que ya lo ha logrado hace muchos años aunque aún no sea consciente.