La Voz de Galicia
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olas11

O lo que es lo mismo: dos puntos, tres líneas y vacío. Podría ser un cuadro de Miró de su etapa más sináptica o, si extirpas a los surfistas, uno de Agnes Martin con la paleta de Richard Diebenkorn. Cuántas veces pintura y fotografía se tocan. Por eso a veces los pintores tienen la tentación de utilizar el medio fotográfico. Sean Scully, por ejemplo, se puso multidisciplinar y quiso compartir con nosotros un solemne peñazo de fotos de puertas y muros desconchados.
Los fotógrafos quieren ser artistas y los pintores fotógrafos. Lo malo es cuando esta pulsión  irresistible responde a una moda o a la ensoñación de un comisario. Pero de los fotógrafos trascendentales y de los pintores mal aconsejados no nos ocupamos en este blog. Aquí hablamos de fotógrafos de prensa. Pues bien, conozco a demasiados que menosprecian el trabajo diario en el periódico y guardan lo que ellos llaman el trabajo personal para sus exposiciones. En mi opinión éstas sirven, sobre todo, para que los colegas se atiborren de canapés y para hacer un poco de onanismo en grupo. En cambio, hay un soporte que reproduce tu foto cien mil veces y la distribuye por todo el territorio. Esto no nos mola, nos pone más lo residual y oculto. Me he pasado tardes enteras en galerías de arte viendo como la gente pasa de largo o simplemente se asoma, como quien se asoma al borde de un acantilado. En cambio, en la barra del bar los clientes se disputan el periódico y cuando se van, todos llevan en las yemas de sus dedos tinta de rotativa. Con la que se imprimen tus fotos.
La foto es de Ángel Manso. Tengo debilidad.