La Voz de Galicia
Seleccionar página

jordan

Me voy de vacaciones a Jordania. Voy a hacerme una foto donde Indiana Jones cabalgó por última vez con su padre. Y me vuelvo. Para el actual momento de crisis a lo mejor saldría más a cuenta poner en práctica uno de mis extravagantes proyectos empresariales: Vacaciones Impostadas S.L. Es un vieja idea que estoy seguro algún día hará rico a algún emprendedor.
Sería más o menos así: le diría a todo el mundo que me voy una semana a Jordania pero en lugar de hacerlo me encerraría toda la semana en casa. Los muchachos de Vacaciones Impostadas me proporcionarían la coartada perfecta en forma de fotos trucadas o vídeos rodados en un plató con recargados decorados y extras. Además de unas cuantas baratijas por las que supuestamente yo habría regateado implacablemente, porque soy más listo que nadie, en algún insalubre zoco. Transcurrida la semana podría mostrar orgulloso mis recuerdos y souvenirs.

 Sin embargo, a un amigo de verdad no le interesan las fotos y te agradece que le ahorres el peñazo de la proyección, que antes era de diapositivas y ahora tiene forma de torpe filmación familiar cámara en mano, algo así como el cine dogma pero con tu mujer robándole plano a un monumento. Para estos amigos, los guionistas de VI escribirían una serie de anécdotas divertidísimas, en formato monólogo, relacionadas con el destino vacacional, que sólo alguien que haya estado allí puede haber vivido. Obviamente te pierdes la vivencia, el epidérmico contacto con otras culturas, la gastronomía (habiendo nocilla en casa esto no es un problema…), la homérica peripecia del viaje. A cambio tienes la mullida orografía de un buen sofá de tres plazas, te libras de las arteras trampitas de los touroperadores y de esa pelmaza pareja de Albacete que se hace fotos en el ascensor de un postinero hotel de cuatro estrellas al que llaman resort con acento de Michigan.