Imágenes envueltas en purpuradas calidades; atléticas exhibiciones de los entregados costaleros; legionarios, fieros pero piadosos, desfilando engalanados con más abalorios que el chamán de un parque temático; toda una exuberante y a veces recargada iconografía se adueña de la calle. Todas son imágenes potentes pero yo prefiero esta, más humilde, de un hombre, vestido de calle, llevando delicadamente en brazos al protagonista de una de las historias más fascinantes jamás contada.
La foto es de Ángel Manso, que colabora con nosotros en Ferrol. Hay madera. Y madero.
