Feijoo salió desorientado, Touriño institucional, Quintana cabizbajo. Corina Porro se salió de sí misma. Probablemente nunca sabremos cómo le sienta un traje de neopreno; tampoco me siento preparado para comentar su estilismo; pero la rubia cabellera desafía el poder fijador de su laca favorita, mientras se entrega a un tribal baile de iniciación. No se le mueve un pelo. Fue la menor de las sorpresas de la noche.
La foto es de Óscar Vázquez, el Velázquez de Vigo (le llamo así porque es un superdotado para el retrato).