De la existencia en México de tres realidades que comparten ese topónimo —el país, uno de sus estados federados y la ciudad— se deriva un problema, el de los adjetivos aplicables en cada caso. Los habitantes de la ciudad de México y del estado homónimo son mexicanos, pero lo son ya como nacionales de los Estados Unidos Mexicanos, al igual que, por ejemplo, los guerrerenses y los tabasqueños, que tienen además estos gentilicios propios, que los distinguen del resto de los mexicanos.
Los propios hablantes han percibido esa necesidad, y han surgido, con mayor o menor fortuna, varios adjetivos, algunos de los cuales van adquiriendo arraigo, mientras otros son rechazados. En el caso del aplicable a lo perteneciente o relativo al estado de México, el único de los 31 que hasta entonces no tenía gentilicio, va cuajando la voz mexiquense, implantada en el diccionario de la Academia Española desde la edición de 1992.
Hay varias opciones —no todas aceptables— para referirse a los vecinos de la ciudad de México: defeño, chilango, capitalino y mexiqueño. La primera, alfónimo de D. F., abreviatura del Distrito Federal, con el que se suele identificar la urbe, es reciente (está en el Diccionario desde el año 2001), pero va ganando aceptación. Chilango data de las últimas décadas del siglo XX, pero según la Academia Española es de uso coloquial. El lingüista José G. Moreno de Alba, que fue presidente de la Academia Mexicana de la Lengua, afirma que, por no ser derivación del topónimo, chilango no es gentilicio, y además subraya que su uso, más que coloquial, es despectivo. Capitalino tampoco es un verdadero gentilicio. Puede servir a los mexicanos para designar lo relativo a la capital de su país, pero para una persona de otra nacionalidad capitalino hace referencia a la capital del país donde esté o del que esté hablando. Por último, mexiqueño, en el Diccionario desde el 2001, ha sido rechazado por los defeños. Y en cuestiones de lengua son los hablantes quienes hacen la ley.
Aunque en cuestión de gentilicios destaca, por la creatividad demostrada por quienes lo propusieron, uno de los ideados para los habitantes del estado mexicano de Aguascalientes, que pueden ser llamados, además de con el tradicional aguascalentense, con el más reciente y singular hidrocálido.
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sobre la forma como cambia el español en cada país seguramente voy a citarlos gracias por el extraordinario aporte.