Cuando terminó de dar la vuelta previa a la carrera de Austin, Alonso se apeó de su coche y se despojó del casco. A continuación, el locutor explicó: «Alonso se quita la balaclava». Hacía referencia a una de las prendas cuyos nombres están relacionados con un famoso episodio de la guerra de Crimea o con sus protagonistas.
Aunque tiene algún uso en español, balaclava no aparece en los principales diccionarios. Es un préstamo del inglés, donde designa un cubrecabezas que tiene un nombre más castizo, verdugo. Ciñe cabeza y cuello, dejando descubiertos los ojos, la nariz y la boca. Con una prenda de ese tipo se protegían del frío los soldados ingleses que participaron en la batalla de Balaclava (25 de octubre de 1854), cerca de Sebastopol. En inglés se usa balaclava para nombrarla desde unos años después.
El primer comandante en jefe de las tropas británicas en aquella guerra fue el mariscal de campo FitzRoy James Henry Somerset, primer barón Raglan. Su título es el origen del sustantivo inglés raglan, que da nombre a una manga y una prenda. En español se ha adaptado como raglán (‘Especie de gabán de hombre, holgado y con una esclavina corta’) y como manga raglán o manga ranglan (‘La que empieza en el cuello y cubre el hombro’). Su relación con el militar es la forma en que a este le caía la manga del lado del cuerpo del que perdió el brazo en Waterloo y una prenda de abrigo que usaba.
Lord Raglan puso al frente de la Brigada de Caballería Ligera a lord Cardigan. James Thomas Brudenell, séptimo conde de Cardigan, mandó la legendaria carga contra los rusos que destrozó la brigada. Se cuenta que Cardigan salió con vida de la conocida como cabalgada al infierno porque huyó. Al parecer, vestía un tipo de chaqueta de punto que desde entonces lleva su nombre. Y el inglés cardigan se convirtió en el español cárdigan.
Mañana, domingo, Fernando Alonso volverá a enfundarse la balaclava y emprenderá un desesperado galope hacia un mundial que se le escapa. Que gane el mejor.