En estos días comiciales asistimos a la solicitud del voto al elector, a la que seguirá la votación. Tras el escrutinio puede haber más votos. Estos no son la preferencia por una opción política mostrada mediante una papeleta, sino juramentos, execraciones que revelan la ira del personaje que así vote.
Tales votos son en España muy anteriores a la democracia. Tuvieron su apogeo hace ya varios siglos, y hoy han desaparecido del habla usual. El Diccionario de autoridades situaba su origen en la expresión como voto a Dios, voto a Cristo, cuyos elementos aparecen repetidamente en nuestros clásicos. «¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza!», escribe Cervantes, que utiliza bastante en su obra el voto a Cristo. Francisco Delicado pone en boca de personajes de La lozana andaluza (1528) las expresiones ¡Voto a san, que tiene razón!, ¡Voto a mí, que es letrada!, ¡Voto a mí, que es andaluza!, ¡Voto a Dios, que son de manlleva para jabonar! y ¡Voto a San Junco!
A la hora de votar, aquellos autores le echaban imaginación. En la segunda Celestina (1534) aparecen ¡Voto a la casa santa de Hierusalén!, ¡Voto a las reliquias de Roma!, ¡Voto a tal!, ¡Voto a la fe de los moros!, ¡Voto a la cruz de Caravaca!, ¡Voto a la casa de Meca!, ¡Voto a la casa no santa!, ¡Voto a la gruta de Hercoles!, ¡Voto al sepulcro no santo! y ¡Voto a la santa letanía!
Entre estas expresiones, una que tuvo especial fortuna fue el voto a bríos. Pascual le dice a don Luis en el Tenorio: «… aunque sois un calavera / tenéis la alma bien entera / y reñís bien, ¡voto a bríos!». Según Coromines, bríos es ahí una alteración intencionada del Díos del castellano antiguo. Una deformación como la que da lugar al diola del gallego. El Diccionario conserva junto a las las locuciones interjectivas voto a tal y voto va el voto a bríos que tanto emplearon el Capitán Trueno, el Guerrero del Antifaz y otros héroes de los tebeos de nuestra infancia.
No descartemos que el día 21 algún elector desencantado muestre su desazón con un voto a bríos en su papeleta.
¿Y qué del «voto a N.», usado por El Buscón, don Pablos de Segovia? ¿Qué significaría esta expresión?