Las dudas de los académicos de la Española han dejado fuera de la próxima edición del Diccionario, ya cerrada, dos figuras femeninas que no suelen pasar inadvertidas. Se trata de los pibones y las chonis. La consecuencia más evidente de la decisión del lexicógrafo es que las personas que vayan al DRAE para saber qué significan pibón y choni se quedarán a la luna de Valencia.
Pibón, de la misma familia léxica que piba y pibita, designa una mujer espectacular en lo físico. Un pibón es una belleza indiscutible, y además sexi.
Choni tiene dos acepciones. En Canarias, donde se emplea como común en cuanto al género (el choni, la choni), designa al turista, especialmente al de habla inglesa. Es una deformación de Johnny. Alterna con guiri.
Con el otro significado, choni es femenino. Aquí es un tipo de mujer joven con pretensiones de ser sofisticada y de ir a la moda, aunque resulta vulgar. Este sustantivo parece proceder de uno de los hipocorísticos de Ascensión, Choni, junto a Asce, Ascen y Chon. Es una lexicalización paralela a las de Maruja, Mari, Juani (No son unas marujas de rulos y bata, sino unas maris con mucho somnífero por las venas)… Alguno de estos sustantivos son los apelativos locales que se aplican a las chonis.
La choni prototípica usa ropa llamativa, ceñida, sin desperdicio de tela, lo que le permite lucir piernas y asomar las bellezas gemelas por un generoso escote. El peinado no pasa inadvertido: puede ir desde un moño alto en el que se apoyan unas gafas de sol a la melena teñida de rubio y abierta en todas direcciones como los rayos del Sol. El maquillaje, nunca discreto, exige un carmín fuerte, y en los ojos abundante sombra y un perfilado de los que suelen terminar en un rabillo como el que lucía Amy Winehouse (q. e. p. d.). Son imprescindibles los pendientes grandes, mejor de aro, las pulseras y los collares, siempre en plural.
Las chonis entraron recientemente en la escena política y en el habla formal, cuando Jordi Pujol dijo en un debate que el gran éxito catalán es que haya chonis soberanistas.
Hay una versión masculina de esta pija de híper, el cani, que merece tratamiento propio. Unas y otros son solo la versión hispana de unos tipos universales.