Un tuit de un personaje de las revistas rosas revolucionó hace unos días las redes sociales. Mostraba una foto del texto que se ha hecho tatuar en el brazo derecho, a pocos centímetros de una axila por la que asoma una mata de vello digna del bigote de un cabo de varas. En vez de reflexionar sobre el mensaje, sin duda profundo, los lectores se fijaron en la ortografía del texto: «Cuando quieras aprender algo habra mucha gente que te dira que no lo hagas, Cuando vean que no te pueden detener te diran como lo tienes que hacer y cuando finalmente vean que lo has logrado diran que siempre creyeron en ti Sigo luchando». Once cacografías, once, grabadas en la piel de uno de los grandes amadores de España.
Mosqueado por el cachondeo que hubo a su costa, el joven pensador difundió un tuit que era un auténtico anatema: «Los imbeciles en vez de fijarse en el significado se fijan en las tildes….anda ya!!!!». Otros seis escupitajos sobre la ortografía que no los limpia ni la que da brillo y esplendor. Pero aquí la clave está en el mensaje: «los imbeciles que se fijan en las tildes».
El desprecio por la ortografía no es generalizado, pero no le falta mucho. Cuando no se sabe lo que no se tiene por qué saber, no da vergüenza reconocerlo. Si, por ejemplo, un teólogo es incapaz de explicar la teoría de cuerdas, no tendrá inconveniente en admitirlo. Pero si alguien con estudios primarios ignora lo más elemental de la ortografía, con frecuencia su justificación es despreciar la importancia de aquella.
Quienes así se manifiestan dejan de lado que la ortografía es el conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua, una convención que los hablantes van estableciendo a lo largo del tiempo, muchas veces de siglos. Es lo que hace posible que la comunicación escrita sea no solo comprensible, sino también precisa.
La importancia de la ortografía se pone de manifiesto en esta frase: «Ejecutar imposible indultar». La posición de una coma decidirá el destino del reo.
Por aquí, a alguno tuvieron que indultarlo para poder darle el graduado escolar.
Abosolutamente de acuerdo con el autor. La ortografía se está perdiendo poco a poco. Las nuevas generaciones ni si quiera saben hablar, mucho menos escribir. Dejo link que discute la cuestión en profundidad: https://hispaniaschools.com/spanish-school-in-cadiz