«Fallece por segundo día consecutivo una mujer de 103 años». Este título encabezó a finales de junio una noticia en un diario gallego. Parecía el primer caso de una persona que muere dos veces, desde el de Lázaro de Betania, a quien Jesucristo hizo revivir tras el primer óbito, según el Evangelio de Juan. Imaginamos el asombro de los lectores del periódico… hasta que pasaron al texto de la noticia. No se trataba de una centenaria que había muerto dos veces, como decía el título, sino de que en días consecutivos habían fallecido dos mujeres de 103 años, ambas vecinas del municipio de Pontevedra.
Es este un ejemplo de la dificultad que a veces tenemos para expresar en el breve espacio de un título ciertos hechos, y más concretamente algunos referidos a estadísticas. Plasmaba muy bien el problema el difunto Gila (en vida, claro). Venía a referir que, «según las estadísticas, en Nueva York un hombre es atropellado por un coche cada cinco minutos». «Joé, debe de estar hecho polvo el tío», reflexionaba.
Los conflictos conyugales son muy aptos para enredos. Veamos un caso: «Un matrimonio se rompe en la UE cada 33 segundos». Dicho así, no hay matrimonio más destrozado que ese. Varios periódicos coincidieron en sus títulos: «Cada 33 segundos se rompe un matrimonio en la UE». La buena o mala interpretación depende ahí de la voluntad del lector.
Algunos colegas se hacen un lío con las estadísticas, sobre todo cuando las interpretan con la noble intención de acercarlas al lector y convierten datos del tipo «cada año hay x divorcios en España» por «en España se registra un divorcio cada xx minutos». Un caso real: «En Cataluña termina una relación conyugal cada 20 minutos. Los riojanos, por el contrario, se lo piensan más: cada 691 minutos un matrimonio decide concluir su historia de amor». El problema está en el «se lo piensan más», observación extraída de la abrumadora comparación de minutos. En realidad, si tarda tan poco en registrarse un divorcio en Cataluña en comparación con La Rioja se debe a que tiene una población veintitantas veces mayor, y no a una exagerada tendencia a romper matrimonios.
Este último ejemplo está tomado de un diario gratuito ya desaparecido. Por ese precio no se puede pedir más.