Unas declaraciones del presidente de la Xunta han dejado descolocado a más de uno: «¿Pero usted me pregunta si le falta relato al Gobierno? En mi opinión, sí, le falta. Es muy difícil en una época de crisis como esta hacer un relato. Los políticos nos quejamos siempre de lo mismo, de que no nos entienden».
Hasta el pasado lunes, relato tenía para nosotros dos significados: ‘Conocimiento que se da, generalmente detallado, de un hecho’ (Nos hizo un relato de su viaje a las Azores) y ‘Narración, cuento’ (Disfruta con los relatos de Truman Capote). A raíz de las palabras del jefe del Gobierno gallego nos enteramos —¿en qué mundo vivíamos hasta entonces?— de que relato es una palabra de moda que se emplea con varios sentidos nuevos. El primero, deducible de la cita del principio, es el de ‘comunicación’, ‘buena comunicación’ o ‘estrategia de comunicación’. Así, hemos de suponer que el Gobierno tiene un problema para comunicar con eficacia sus actos y sus políticas.
Claro que hay quien interpreta la falta de relato como el más usual falta de discurso, entendiendo por discurso el conjunto de ideas que manifiesta un político o un partido (Bono alerta del riesgo de un PSOE sin discurso nacional).
Este nuevo e innecesario uso de relato puede ser una importación del inglés, otra más, concretamente de storytelling, ‘narración, relato’. En Estados Unidos se emplea como nombre de una técnica de comunicación que trata de llegar al receptor introduciendo en el mensaje la narración de vivencias propias. Barack Obama es el gran storyteller.
Para la directora de una consultoría especializada en comunicación, «el relato es un elemento de la comunicación política que cohesiona la acción del gobierno y otorga un sentido global al mandato». Pero ese otro sentido de relato se transforma cuando en el mismo texto escribe: «… esta selección [de fútbol] no solo gana, sino que lo hace de una manera determinada, con un relato basado en el esfuerzo, la humildad y la constancia».
A la vista del caos en torno a esta novedad, parece conveniente prescindir de ella en aras de una mejor comunicación (no relato) entre los hablantes.