Hay una serie de palabras que pueden escribirse con o sin h. La Academia ha decidido en varios casos prescindir de una de esas variantes. Por ejemplo, exágono y exagonal, que van a desaparecer del Diccionario, donde solo se conservarán hexágono y hexagonal.
Hubo una época en que la única forma aceptada era hexágono. El Diccionario de autoridades señalaba en 1734: «Es voz griega, que debe escribirse con aspiración, aunque algunos la omiten». En griego clásico, esta palabra llevaba sobre la épsilon inicial un espíritu áspero, un signo parecido a una coma abierto a la derecha. Este espíritu indica la aspiración de una vocal inicial y se transcribe como h. En latín fue hexagonum, con una h que también representó un fonema aspirado que pronto desapareció en esa lengua.
En español, muchos prescindieron ya en el siglo XVIII de la h de hexágono. La Academia tomó nota e incorporó exágono al Diccionario en 1791, donde convivió con hexágono. A este le ha dado siempre preferencia y ahora va a ser la única grafía que acepta. Ello es coherente con los significados que desde 1984 da a los elementos compositivos hexa- (‘seis’) y exa- (‘un trillón de veces’).
No es ese el único caso en que se prescinde ahora de una de las grafías alternativas. Así, del verbo rehilar coexistían las formas con h y sin ella: rehilar/reilar (‘moverse una cosa como temblando’). Se suprime reilar.
De otras palabras, las grafías sin h son las que prevalecen. Así, desaparecen harpillera, higuana, hodómetro, horco, hovero, huf y hujier. En su lugar quedan arpillera (un tejido), iguana (un reptil), odómetro (‘podómetro’ y ‘taxímetro’), orco (‘infierno’), overo (referido a animales, ‘de color parecido al del melocotón’), uf (interjección) y ujier (‘cierto subalterno en los organismos públicos’). Solo alguna de aquellas haches era etimológica.
No es malo en cuestiones ortográficas tratar de simplificar un poco las cosas. Aunque sea a costa de que desaparezcan los hujieres y las higuanas hoveras (Tupinambis teguixin). ¡Huf!