Así como los pilotos de fórmula 1 se salen de vez en cuando de la pista y se van al prado o a una zona de grava, el equipo de entrañables comentaristas de televisión que nos explica los arcanos de ese deporte se mete de vez en cuando en un jardín, ocasiones que ayudan a rebajar la tensión del espectador. Como cuando recientemente se plantearon el problema de cómo llamar a María de Villota, tercer piloto (de reserva y de pruebas) de una escudería. ¿Es María piloto probador, piloto probadora, pilota probadora…?, se preguntaba quien en las retransmisiones lleva la voz cantante.
Muchos de los sustantivos que en masculino terminan en -o forman el femenino sustituyendo la -o por -a (camarero/camarera, peluquero/peluquera). Sin embargo, hay algunos que son invariables, es decir, son comunes en cuanto al género. Cuando uno de estos nombres designa a una mujer, los determinantes y los adjetivos que le afectan deben emplearse en su forma femenina. Piloto es uno de estos casos. Fernando Alonso es piloto y María de Villota es piloto. El primero es un piloto bueno, y la segunda, una piloto buena. Por tanto, es también la piloto probadora María de Villota.
Un sondeo en Internet nos descubre, sin embargo, que el sintagma piloto probador vinculado a María de Villota se emplea diez veces más que piloto probadora relacionado con la misma persona.
El sustantivo piloto nunca tuvo en español forma femenina. Su principal acepción fue siempre la de ‘persona que dirige un buque en la navegación’. Y esa ha sido una profesión ejercida hasta hace muy poco exclusivamente por varones. También son de ayer mismo los primeros pilotajes de coches de carreras y de aviones por mujeres.
Piloto ha quedado en desuso con sus dos significados más exóticos, el de ‘ladrón que va delante de otros, guiándolos para hacer el hurto’ y el de ‘sugeto [sic] que bebe mucho vino, y tiene práctico conocimiento de su calidad’, en palabras del Diccionario de Autoridades. Con ambos sentidos es propio del lenguaje de la germanía.