La Voz de Galicia
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El jugador de futbolín

La última vez que visité a Lamazares en Berlín quedamos para cenar en un turco, en el barrio de Kreuzberg. También estaban jóvenes expatriados de la pintura española como Nico Munuera o Santiago Ydañez. Luego fuimos a jugar al futbolín y es notoria la afición alemana por nuestro divertimento patrio. Lamazares juega en la defensa. Está en forma. Los otros dos suelen jugar en la delantera, como corresponde a la fiereza y frescura de la juventud. Lamazares los espera bien colocado. Los ve venir. Igual que en la pintura. Se anticipa a sus movimientos. Es creativo combinando y muy sólido en el juego profundo. Igual que en la pintura. Estoy seguro de que el gran pintor alemán Helmut Dörner también juega atrás. Dörner ha interiorizado el expresionismo alemán y su ruidoso brutalismo, pero lo domina desde la contención. Igual que un buen portero de futbolín. Lamazares lleva antes en su … Seguir leyendo

Looking for tartan trousers

Hace tiempo que tengo claro que uno no compra la ropa que quiere. Unos pocos tipos listos deciden qué ropa quieren que lleven los demás. Cuando sales orgulloso con tu camisa de cualquier dispensario de Inditex, tu compañero de viaje en el bus, lleva una camisa exactamente igual, vaya por dios. Pero cuando eres tú el que decide comprar algo especial, no puedes. Les pondré un ejemplo. Hace años toda mi ilusión era comprarme una camisa hawaiana. La busqué en tiendas locales y foráneas por doquier. Yo solo pedía palmeras y tucanes. Si un amigo iba de viaje a Brasil, le encargaba una. En Vano. Me enfrentaba a ese severo determinismo con el que el estirado dependiente de la tienda te dice eso de «es que este año no vienen así». No vienen así, vale, pero de dónde¿ Es que existe un lugar ignoto donde una especie de Santa Claus … Seguir leyendo

El sastre de Angela y la mirada de Cameron

Al albur del poder, en sus oscuras trastiendas, crecen los personajes secundarios. Suelen ser personajes atractivos y literarios, ya sea el valido de un rey o el apoderado de un torero. Mientras Merkel le hace un traje a Europa, su sastre, un excelso ingeniero del patronaje, corta inmensos retales galvanizados para construir el blindado traje de chaqueta con el que la teutona hace de menos a los otros personajes trajeados que menguan, como chiquillos acobardados, en su presencia. En su vestidor Angela debe tener al menos una veintena de trajes de chaqueta, de color malva, idénticos entre sí. Por la mañana, antes de desayunarse a algún presidente, no ofrece dudas a su coquetería, donde quiera que esté. Es como el mono de un albañil: un traje de faena. Cuando los otros líderes europeos la ven venir, el traje malva se convierte en la armadura que llevaba la mismísima Juana de … Seguir leyendo

En casa de Antón

Antón Lamazares (Maceira 1954) siempre está en casa. Da igual que sea Nueva York, Berlín (su actual residencia) o Lalín. Da igual dónde se instalen las vanguardias o cómo se cartografíen las tesis. Dan igual el magnético rumor de las modas o la ruidosa doctrina de los centros de arte contemporáneo. Da igual que exponga en el Museo Kiscelli de Budapest, en la Galería Nacional de Jordania o en la galería Ármaga de León, como es el caso. Lamazares siempre está en casa. Aunque haga progresos con el alemán para poder leer a Hölderlin y a Rilke, sus poetas favoritos, Antón siempre dice aquello sobre el idioma invasor, en este caso el inglés: «Twenty words is enough». Con veinte palabras es suficiente para instalarse en una ciudad, alquilar un estudio y ponerse a trabajar. Y la pintura es su auténtico idioma, su hogar y su compromiso. Por eso, porque va … Seguir leyendo

Mi sastre echa el cierre

Lo confieso: nunca me he hecho un traje a medida. Cuando hablo de mi sastre soy como un niño que conversa con su amigo imaginario. Como el teniente Colombo, que siempre está hablando de su esposa y esa mujer es un misterioso personaje elíptico: siempre aparece, pero nunca está. De todas formas, siempre que hablo de mi sastre, tomo prestada la imagen de José Luis Iglesias, propietario de la Sastrería Iglesias. Es el segundo establecimiento más antiguo de A Coruña, con 147 años de historia y una distinción de la Real Academia de Bellas Artes. Fui a visitar la sastrería un par de veces, solo para preguntarle a su dueño cosas sobre el oficio, para estar en contacto con lo que yo considero uno de los últimos reductos de la elegancia pura, esencial. Algo así como darse un paseo por Saville Row, la calle de Londres donde se visten los … Seguir leyendo