La Voz de Galicia
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Stanley Kubrick filmó Barry Lyndon con luz de vela. Para lograrlo volvió loco a su camarógrafo. Inventó un prototipo en el que mezclaba varias cámaras y ópticas zeiss más luminosas, además de forzar el negativo. El resultado es un Rembrandt. Ambiente sombrío, sugerente claroscuro y luz macilenta.
Estos días tocó hacer fotos con luz de vela, pero no por razones estéticas sino por pura necesidad. La foto que traigo revela además que, en ausencia de tele, la gente desempolva los juegos de mesa. Si se pudiera hacer en esto un estudio de audiencias, saldría que los que prefieren programas de entretenimiento se entregan al parchís mientras que a los que les van los documentales de la dos, les priva más el ajedrez. Los más afortunados se dedicaron a otro tipo de manualidades. A ver si por lo menos sube la natalidad.

La foto es de César Quian.