La Voz de Galicia
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Nueva unidad de medida

Las unidades de medida vigentes en España son las del sistema internacional adoptado por la Conferencia General de Pesas y Medidas (CGPM) y vigente en la Unión Europea. Falta en él, sin embargo, una unidad de medida que va camino de convertirse en la más popular entre las empleadas en los medios de comunicación: el campo de fútbol. Este parece tener su origen como unidad de medida en los usos prestigiados por algún periódico que sugiere a su gente que, en informaciones no técnicas, lo señale como equivalente a la hectárea.
El inconveniente de tal fórmula es que los campos de fútbol pueden tener muchos tamaños. Según la longitud y la anchura máximas y mínimas permitidas, su extensión oscila entre 0,4 y 1,08 hectáreas. Pese a esta imprecisión, el campo de fútbol se impone como unidad de medida. Así, un servicio de noticias titula una información: «Hallan en México una … Seguir leyendo

Contradicciones

Hace un año comentábamos el cambio de criterio de la Academia sobre la grafía de los latinismos empleados en español. Hasta la aparición de la Ortografía del 2010 se escribían como palabras españolas, es decir, en letra redonda y con las tildes que les corresponderían si fuesen voces de nuestro idioma (referéndum, sine díe, plácet), aunque en latín no las llevaban porque en ese idioma no existen acentos gráficos.
La nueva Ortografía pasó a distinguir entre latinismos crudos, voces y locuciones en aquel idioma que por sus rasgos se perciben como no españolas (alter ego, ad hoc), y latinismos adaptados (accésit, campus, déficit). Decíamos entonces que adscribirlos a uno u otro grupo era en muchos casos un problema para los hablantes, pues entre los ejemplos que da la Ortografía no están todos los casos que registra el DRAE. Con gran ingenuidad añadíamos: «Habrá dudas hasta que aparezca una nueva edición … Seguir leyendo

La jerga de la crisis

Tan larga y dura es la crisis, hasta tal punto la interiorizamos sus víctimas, que hasta somos presas de la jerga que ha generado. He aquí una pequeña muestra de ese vocabulario.
Algunas personas con aire de expertas hablan de un banco malo. ¿Otro más? ¿Acaso hay bancos buenos? ¿Han llamado alguna vez al lector de la oficina donde tiene sus cuatro euros para decirle que, enterados de los apuros que había pasado en junio le iban a perdonar en julio los intereses de la hipoteca?
Pues al parecer llaman banco malo al que se va a hacer cargo de los activos tóxicos de los demás, cuando por tan penosa misión concluimos que es un bendito que lo que merece es la denominación de banco benemérito. Por cierto, los activos tóxicos no son los espabilados que han llevado la banca y las cajas al desastre, sino el fruto de su … Seguir leyendo