Es uno de los gestos más habituales en la actualidad: Tocar el bolsillo para ver si tu móvil está ahí en el caso de los hombres y echar un vistazo a la profundidad abisal de los bolsos en el caso de las señoras.
Si no tenemos el teléfono móvil a mano estamos «incomunicados e inseguros», si salimos de casa sin él, evaluamos la distancia a recorrer de vuelta para que ocupe el lugar que ya parece que siempre ha ocupado en nuestras vidas y si alguna vez lo perdemos, la sensación es de los más profundos de los vacíos existenciales, ¿qué será de todas esas llamadas que nunca contestaremos y de los mensajes que dejaremos sin responder?.
Los que tenemos uno o más teléfonos móviles sabemos que los necesitamos, pero ay de quien ose proponer que estamos enganchados a ese pequeño plástico de 90 gramos que emite luz y sonido. No dudamos en negar la mayor y replicar que «puedo estar sin él tanto tiempo como quiera», «yo siempre lo apago si no lo voy a utilizar» o «lo tengo porque es exigencia del trabajo».
Caso aparte, y a colación de la gráfica que hoy os dejo, es la triangular relación que nuestros padres han establecido entre nosotros, nuestros teléfonos móviles y su preocupación parental.
Si un padre (preferentemente una madre) necesita ejecutar la marcación de tu móvil laboral, tu móvil personal, el móvil laboral de tu pareja, el móvil personal de tu pareja y en caso de haberlo el fijo de tu domicilio, amigo, entonces LA HAS CAGADO, todo lo que recoge la «estadística» de la gráfica toma efecto y se desencadena una secuencia de broncas que te hacen recordar cuando eras más joven, mucho más joven…es que una madre es una madre.
¿Os ha sucedido alguna vez?
Saludos
David Serantes
Bueno, me imagino que habrá de todo…
Yo, personalmente, muchas veces dejo el móvil en casa cuando salgo. Sencillamente porque no me apetece cargar con él. En otras ocasiones, como cuando te vas de viaje, si que miras una y mil veces si lo llevas antes de salir.
Pero me considero uno de esos extraños casos de personas que no sólo no dependen del móvil sino que en muchas ocasiones pasa de él.
Además, al menos en mi círculo de personas mas cercano, las llamadas y SMS son cada vez menos. La comunicación se está pasando a internet con el correo electrónico, messenger, redes sociales, etc. y la parte comunicativa del móvil está pasando a un segundo plano.
Es mas, para mi, hoy en día un móvil, antes que un teléfono, es una cámara de fotos, un reproductor de música, un GPS, un mini PC…
Hola Luis,
los móviles ahora mismo son un «todo en uno» real; a mi me pasó una vez que me preguntaron una cuestión de lo más sencilla sobre el iPhone, en cuanto a cómo se mostraban las llamada perdidas respecto a las recibidas y fíjate que no sabía contestar con seguridad, mientras que del resto de apartados del móvil o incluso de aplicaciones de terceros podria estar hablando horas.
¿No has tenido nunca que soportar a alguien que te «recrimina» por no andar siempre con el móvil encima?
Saludos y gracias por tu comentarios
David Serantes
«¿No has tenido nunca que soportar a alguien que te “recrimina” por no andar siempre con el móvil encima?»
Si, mas de una vez… lo que esa persona no sabe es que quizá lo dejé en casa deliberadamente para no tener que aguantarle ni estar permanentemente controlado 😉
Un saludo.
Hola Luis,
yo el fin de semana hago algo parecido, si llevo el iPhone por ejemplo le meto una tarjeta de Simyo de datos, para estar conectado «cuando yo quiera» pero cuyo número no se público, una gozada no recibir llamadas cuando no quieres.
Saludos
David Serantes