La Voz de Galicia
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Tecnología y productividad en movilidad
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Cuando hablamos de plataformas móviles tendemos a fijarnos especialmente en las gamas más altas o bien en las ventas de los sistemas operativos en su conjunto, pero rara vez nos fijamos específicamente en las gamas bajas y medias. Es evidente que el crecimiento continuo de la cuota de mercado de Android durante los últimos años se debe en parte a que los fabricantes que apuestan por este sistema operativo han apostado por todos los segmentos del mercado (algo que también hace RIM con sus Blackberry desde hace unos años), mientras que en el caso de Apple solo tenemos una clara apuesta por la gama más alta y una postura mucho más tímida respecto a la gama media, con precios algo más bajos que el modelo más reciente, pero sin una diferencia suficiente como para que mucha gente se plantee comprar por ejemplo un iPhone 4 en detrimento del 4S por motivos económicos (aquí se aplica aquello de “de perdidos, al río”).

Lumia 710 800

La apuesta de Android por las gamas media y baja

Como decíamos, hay terminales de Android de prácticamente todos los precios, especialmente si tenemos en cuenta las subvenciones de las operadoras. Sin embargo, aquí nos encontramos con un problema, ya que muchas veces los terminales que no son tan potentes se ven lastrados por un hardware insuficiente como para mover el sistema operativo con toda la soltura que sería interesante, un espacio de almacenamiento limitado (tanto global como el específicamente destinado a la instalación de aplicaciones), pantallas de baja resolución, etcétera. Por otra parte, si bien esta situación ha mejorado algo recientemente, los terminales de gama baja y media no suelen incluir las versiones más recientes del sistema operativo y, lo que es peor, a menudo se quedan anclados en la versión con la que vienen de fábrica, especialmente si hablamos de un terminal personalizado y subvencionado por una operadora.

Esta situación hace que muchas veces los usuarios de terminales de estas gamas no estén del todo contentos con su terminal. Muchas veces el problema no es Android en sí sino que los terminales no son lo suficientemente potentes o se quedan al margen de las actualizaciones. Tenemos así una situación en la que Android se ha beneficiado de las grandes ventas en estas gamas pero que a la vez supone una mala influencia para la imagen de Android como plataforma.

La apuesta de Windows Phone

Al contrario de lo que sucede con Android, Microsoft ha optado por una postura mucho más parecida a la de Apple con su sistema operativo. Si bien hay varios fabricantes que comercializan terminales para esta plataforma, Microsoft impone unos requisitos de hardware bastante estrictos así como la obligatoriedad de actualizar los terminales. Así, la gran mayoría si no todos los terminales con WP7 que han salido hasta ahora han recibido la actualización a la última versión, WP7 Mango. Por otra parte, estos requisitos impuestos por Microsoft hacen que la oferta de terminales sea mucho más reducida que la de Android, pero igualmente mucho más uniforme. Si no me equivoco, todos los terminales que se han comercializado con WP7 tienen un procesador con una velocidad mínima de 1 GHz, sean de la gama que sea, y una pantalla de entre 3,7” y 4,3”.

Omnia W

Cualquiera que quiera comprarse un terminal de gama media (entiéndase gama media de smartphones) tiene ahora opciones tan interesantes como un HTC Radar, un Nokia Lumia 710 o un Samsung Omnia W, con unos precios por el terminal libre de entre 300 y 400 EUR, que poco o nada tienen que envidiarle a las características de hardware de uno de los buques insignia de Windows Phone en estos momentos: el Nokia Lumia 800. En definitiva, quien apueste por un terminal de gama media con WP7 no encontrará con un terminal que a la mínima se arrastra o bloquea por tener un hardware insuficiente, lo que sin duda influirá muy positivamente en la imagen de este sistema operativo.

El futuro

Microsoft está haciendo muchas cosas bien en su regreso a los sistemas operativos para móviles, y una de ellas ha sido apostar claramente por la gama media y los nuevos compradores. La batalla en el terreno de la gama alta es una lucha más a largo plazo a la que conviene ir bien preparado con un ecosistema sólido de aplicaciones, servicios y terminales. Al centrarse más claramente en la gama media, un segmento en el que hay mucho por ganar, conseguirá ampliar su cuota de usuarios y ganará tiempo para mejorar su ecosistema, una estrategia que probablemente le permita luchar de tú a tú contra los dos grandes.

¿Qué opináis vosotros?