Nokia lo ha vuelto a hacer con el Lumia 930. Ha logrado aunar sencillez y calidad utilizando de nuevo un marco de aluminio y un diseño monobloque como ya hiciera en el Lumia 925.
Este Lumia 930 sorprende, a primera vista, por su tamaño (13,7 cm de alto × 7,1 cm de ancho × 0,98 cm de grosor) que deja paso a una sensación de comodidad al sostenerlo mientras notamos sus nada desdeñables 167 gramos de peso. En el momento en el que dejas de darle vueltas delante de tus ojos, sopesarlo enfermizamente, deslizar tus dedos por encima del marco de aluminio y sus botones laterales y acariciar el policarbonato con tacto de seda que monta en la parte trasera, es el turno de la pantalla: con una resolución de 1980 × 1080p, 441 ppp, tecnología OLED Clearblack y cristal curvado protegido por Gorilla Glass 3, será el momento de coger la bayeta, limpiar la baba para no dañar la circuitería y abrazar el teléfono como si fuera tu único hijo.
La tecnología OLED tiene sus inconvenientes (p. ej., ciertos ángulos de visión que tienden a colorear de verde el display o unos blancos tirando a rosado), pero lo logrado por Nokia es de otro planeta. Probablemente no estemos hablando de la mejor pantalla del mercado en cuanto a especificaciones (recordemos que tanto la pantalla del Lumia 925 como la del Lumia 1520 cuentan con el doble de nits de brillo, 600 frente a 300), sin embargo su desempeño es de notable alto tanto en exteriores con luz solar directa como en interiores, donde apreciaremos mejor las bondades de los colores de los paneles OLED. Y, más allá de apreciaciones técnicas, donde mejor hace su trabajo es a nivel sensorial: la curvatura.
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La curvatura es la clave
Windows Phone está diseñado para navegar entre paneles laterales; la mayoría de desarrolladores hace acopio de esta regla de usabilidad y diseña sus aplicaciones en plano horizontal para categorías o pestañas y vertical para listados. Desplazarse de un lado a otro de la pantalla con el dedo sin que haya un acantilado (aka filo cortante o en ángulo recto) es una sensación que no depende de píxeles por pulgada o nits de brillo, sino de calidad en el diseño. El nuevo teclado WordFlow (con deslizamiento) ayuda a sentir todavía más a menudo esa comunión entre aparato y piel, persona y tecnología.
Siguiendo el recorrido, una vez configurado el teléfono y agregada tu cuenta de Microsoft, salen a la luz las bondades y las carencias de Windows Phone. Donde no llega el diseño industrial debería llegar un diseño de aplicaciones que nos dejara con los ojos como platos y uniera cósmicamente y en sagrado tencnomonio un teléfono excelentemente construido junto a un sistema operativo solvente que corre aplicaciones fantabulosas. Pero no siempre es así (y antes lo era mucho menos) y, de hecho, creo que los usuarios de Windows Phone estamos siendo demasiado condescendientes con el sistema, mimándolo por encima de nuestras posibilidades y retrasando su maduración. Es necesario que los desarrolladores se pongan a trabajar urgentemente, que abandonen esos rótulos a tamaño 20p tan típicos de Windows Phone 7 y ser mucho más creativos con las posibilidades de diseño que ofrece la API de Microsoft. Aplicaciones como Facebook Beta, 6Tag, NextGenReader o Cal ya ofrecen algo más que unos títulos gigantescos que ocupan demasiado espacio en pantalla y otras como Spotify o Twitter se parecen cada vez más a sus homónimas en el resto de plataformas móviles.
El Lumia 930 es, ante todo, un buen smartphone. La cámara sobresale por encima de la media, con sus 20 MPx de resolución, apertura f2,4, estabilizador óptico y controles manuales; el altavoz, pese a estar ubicado en la parte inferior trasera, alcanza un nivel de volumen superior a terminales que lo tienen en el marco (como el iPhone, el Nexus 5 o el LG G2), aunque debo apuntar que distorsiona más de lo que me gustaría.
¿Las carencias del Lumia 930? El software
Windows Phone 8.1 sigue en el camino, pero avanza despacio y tropezando. El sistema no está listo, quedan cientos de detalles que pulir para terminar de equipararlo a la competencia y el trabajo de Nokia (ahora Microsoft) con sus terminales no logrará sostenerlo mucho más tiempo a pesar de la belleza y calidad de los mismos.
En Redmond lo tienen todo para triunfar, pero no encuentran la fórmula:
¿Será Windows Phone otro de los grandes fracasos de Microsoft?
Imágenes y vídeo: Nokia
Esta reseña ha sido escrita por Lucas Azorín, quien ya nos habló en esta entrada sobre el uso de una Surface 2 como dispositivo único. Podéis seguir a Lucas en Medium y en Twitter.
Me llama mucho este terminal. En parte no me termino de animar por el peso, ya que por lo general lo que supere los 140 g ya me parece algo molesto.
En cuando a Windows Phone, es cierto que muchos somos bastante condescendientes con este sistema operativo y que sigue habiendo detalles que claman al cielo, pero por otra parte me pregunto cuántos le hemos dado realmente una oportunidad. Cogemos un WP, lo probamos un par de días, nos gustan algunos detalles, nos quejamos de otros (especialmente de la falta de ciertas aplicaciones) y pero no solemos ir más mucho allá.
Tengo la sensación de que son pocos los que se molestan *realmente* en buscar alternativas y darle una verdadera oportunidad a este sistema operativo. ¿El motivo? Probablemente en parte porque Windows Phone sigue sin ofrecer algo realmente novedoso o interesante como para hacer ese esfuerzo. Las aplicaciones universales son un buen paso en este sentido. Aunque yo no soy jugón, yo a eso le añadiría una integración que fuera mucho más allá con la Xbox, ya que ahí tienen una buena oportunidad de ofrecer un verdadero valor añadido.