Cuando era más joven tuve la suerte de que un buen profesor impartiese la asignatura de Filosofía, quizá la que mejor recuerdo me dejó de aquel tercer curso del B.U.P. Tenía 16 años, hace muchos ya, y sin embargo todavía recuerdo como si fuese hoy un ejercicio que nos propuso el profesor. Teníamos que elegir alguno de nuestros objetos, de los más cotidianos y que llevásemos siempre o casi siempre con nosotros. Fijar nuestra atención durante 3 minutos en ellos y a continuación, apartando nuestra vista del objeto, dibujar todos los detalles que recordásemos de él. No primaba por suerte la calidad del dibujo, sino el nivel de detalle que podíamos demostrar. Era un ejercicio de observación.
Observar lo que nos rodea. Un reto personal
El resultado de esta prueba fue toda una agradable sorpresa para nosotros, estudiantes en pleno desarrollo hormonal, más preocupados de la acción que de la observación y todavía muy lejos de cualquier preocupación sobre la comprensión conductual de los seres vivos. El desenlace de este ejercicio tuvo en mí, a nivel particular, un efecto que todavía perdura. Me enseñó, por propio descubrimiento, que un reloj que llevaba varios años conmigo transitaba en mi muñeca de lado a lado y es obvio que recibía mi mirada para conocer la hora en que vivía, pero ni con esas lo miraba con detenimiento suficiente. No fui capaz de dar mucho detalle de mi reloj favorito al realizar el dibujo. Este pequeño fracaso me lo tomé como un reto personal. Esa era la enseñanza que perseguía el docente, quería que nos diésemos cuenta que si no somos capaces de observar con atención y detenimiento aquello que tenemos más cerca de nosotros, será mucho más difícil ser capaces de obtener los más leves detalles siquiera de lo que pasa de forma menos habitual por delante de nosotros. ¿Y qué hay de lo que es realmente fugaz para nosotros? Ni nos enteraremos de alguna de sus características.
Nuestras Apps son unas grandes conocidas. En la superficie
Esto es algo que realmente nos debería de preocupar. Sin embargo en muchas ocasiones escapamos de los detalles, buscamos lo superficial y eliminamos la observación de forma intencionada. Este caso es especialmente grave en el caso de las Apps de nuestros dispositivos móviles. Todas son más o menos necesarias para nosotros. Seguro que sí, que alguna la podríamos desinstalar y no la echaríamos de menos. No tanto como pensamos. Pero si realmente alguien nos consulta sobre las características de las Apps entonces tan solo somos capaces de quedarnos en la superficie. Muy pocos conocen las características detalladas o las mejoras incluidas en la última actualización.
Actualizaciones de Apps de forma mágica. Nos despreocupamos
Los desarrolladores no paran de mejorar sus aplicaciones móviles para que los usuarios estemos más satisfechos con ellas, paguemos más si es necesario, comentemos sus ventajas respecto a sus competidores, o simplemente nos animemos a comprarlas si todavía no lo hemos hecho. Y nosotros sin embargo nos empeñamos en obviar toda esta información enterrando los mensajes que desde la tienda de Apps de turno nos hacen llegar puntualmente. Anulamos los avisos de actualizaciones dejando que estas se produzcan de forma automática, como por arte de magia. Nuestras apps siempre están actualizadas si no hacemos nada para evitarlo. Pero entonces, nos estaremos perdiendo una oportunidad de ver las mejoras que nos vienen incluidas en el último paquete de actualización. Una pena.
Lo más recomendable es dejar las actualizaciones de nuestras Apps en modo manual. Disfrutar de la lectura que los desarrolladores nos regalan con la inclusión de las mejoras que han trabajado para nosotros. Así podemos detenernos en cada App, en cada característica de ella, pensar en si le estamos sacando todo el partido que deberíamos, si es realmente la que necesitamos, si la podemos desinstalar, aprovecharla mejor, pensar sobre ella. Desde luego, el mensaje que me gustaría enviar a mi profesor de la asignatura de Filosofía de 3º de B.U.P. es que ahora soy más observador que entonces, que su ejercicio tuvo impacto en mí y que estoy muy agradecido.
Este post merece un comentario con doble contenido:
– referente al observar y fijar el detalle sobre nuestras cosas cercanas: efectivamente tenemos que ejercitarlo, el observar y el quedarse con los detalles no debe convertirse en solo mirar. Es como el oír y escuchar, que en muchas ocasiones se oye hablar a alguien y no se le está escuchando.
– referente a las aplicaciones y sus actualizaciones: aquí, un ejercicio q hago al menos en cada actualización grande de SO es comenzar de cero e ir instalando aplicaciones ‘no habituales’ conforme las voy necesitando. Y si, tengo la instalación en manual, pero he de reconocer que no está motivado por saber que ha ocurrido en la versión, sino por controlar si hay algún fallo, pues ha ocurrido q apps tipo Omnifocus, recientemente «cascaba».
No obstante y como ejercicio de querer aplicar el Observar vs Mirar en lo que llevamos y usamos (porque si, no?) en nuestros dispositivos, si es cierto que deberíamos hacer dos cosas: conocer efectivamente lo que estas Aplicaciones hacen y, estar atentos a esas nuevas funcionalidades (o perdida de ellas) de una versión a otra por dos motivos, uno, por nosotros mismos y dos, por el tipo que está detrás de las teclas currándoselo para q nuestro uso sea más eficiente.
Saludos y Gracias
P
@Peio, plas, plas, plas.
Me ha encantado tu comentario.
Es cierto que en muchas ocasiones nos olvidamos de que el desarrollador de la app utiliza muchas horas de su vida en mejorarla y nosotros en otras tantas ocasiones olvidamos que esas mejoras son por y para nosotros. Somos poco agradecidos con los desarrolladores y no me vale que ellos «ya cobran lo suyo» como dicen algunos. También los camareros cobran lo suyo y si hay un buen servicio se les deja una propina, que es obligatoria en otros casos.
Abrazos
David Serantes
Sería bueno tambien observar que permisos piden las aplicaciones, porque en algunas de ellas asustan.
@Kullman, precisamente por eso no las miramos. Porque no entendemos nada, nos asustamos y decidimos que mejor que hagan lo que quieran y a ver si hay suerte y no nos hacen un desfalco en nuestra míseras vídas móviles.
Saludos
David Serantes