La Voz de Galicia
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Tecnología y productividad en movilidad
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En mi última entrada hablábamos a partir de un caso concreto sobre cómo muchas veces las operadoras maltratan a sus clientes actuales mientras le colocan una alfombra roja a los potenciales clientes nuevos. Desgraciadamente, esta práctica esta extendida entre la práctica totalidad de las operadoras, y casi diría de las empresas en general, lo que muchas veces da lugar a situaciones de lo más rocambolescas.

¿Llevas bastante tiempo con tu terminal y quieres cambiarlo? Pues resulta que en la mayoría de los casos, a no ser que tengas un consumo ya no alto sino brutal, con los programas de puntos y similares de las operadoras te ofrecerán un terminal a un precio bastante elevado y que, teniendo en cuenta el compromiso de permanencia que suele ir asociado, en la práctica resulta poco más económico que comprarte ese mismo terminal libre (y sin compromisos) a poco que te muevas un poco, por no hablar ya del «mercado gris», en cuyo caso muchas veces te saldrá más cara la opción de ofrecida por la operadora. ¿Cuál es la solución? Hacer un amago.

¿Tu operadora te ofrece unas tarifas demasiado elevadas en comparación con otras opciones y no tienes compromiso de permanencia o queda poco para que este venza? Pues si quieres cambiar esta situación, solo te queda una opción: hacer un amago.

¿Qué es lo que se conoce popularmente como amago? Es algo de sobra conocido por todos: solicitar una portabilidad a otra operadora y esperar a que tu operadora actual te llame para ofrecerte bien un terminal a un precio muy inferior al del catálogo de puntos o bien una rebaja importante en la factura (generalmente, entre el 30 y el 50% según el cariño que te tengan).

Esto quizás tuvo algún sentido tiempo atrás, cuando era una medida de último recurso que aplicaban las operadoras para evitar perder a los clientes que consideraban mínimamente interesantes. En la actualidad, dado que es un «truco» que conoce todo el mundo, es absurdo precisamente porque ha dejado de ser un truco para convertirse en una práctica completamente extendida y con la que cuentan todas las partes. Así, nos encontramos con programas de fidelización absolutamente desfavorables porque todos sabemos que si realmente queremos un terminal o rebaja y no nos importa firmar una nueva permanencia, ahí estará el «servicio de recuperación de clientes» donde ya nos están esperando sabiendo que con toda probabilidad pasaremos por ahí cuando venza nuestra permanencia.

Tan kafkiana es esta situación que la operadora virtual Pepephone ha decidido rizar el rizo con el servicio «Mira que me voy» (http://www.pepephone.com/informacion/es/index.html).

La finalidad de este servicio es que hagas la famosa jugada del amago con tu operadora habitual para que te hagan una oferta de renovación. ¿Qué gana Pepephone con esto? Tocarles la moral a sus competidoras, demostrar que en realidad pueden ofrecer sin problemas unas tarifas muy inferiores a las que ofrecen y, por el camino, seguramente ganar algún cliente que finalmente decida seguir adelante con la portabilidad. En fin, creo que sobra que decir que esta situación hace tiempo que ha sobrepasado el umbral del absurdo.

¿Por qué no se dejan todas de tonterías y tratan a sus clientes con un poco de seriedad? Cada día tengo más envidia de países como Italia, donde no se permite vender terminales bloqueados para un operador y estoy convencido de que eso reduce a la mínima expresión todo el mamoneo que vivimos aquí.

Opiniones…