Los teléfonos de Nokia tienen entre sus cualidades el ser muy resistentes al uso, sea este bueno, malo o muy muy malo. Una vez tuve un Nokia 3210 al que le hice mil perrerías para conocer su límite de uso y entre ellas se me ocurrió meterlo encendido bajo el chorro de agua de un grifo y sobrevivió, más tarde llené de agua un lavabo y lo dejé allí durante unas horas, encendido y…sobrevivió. Lo di por inútil y pensé que no habría forma posible de hacerle más trastadas a ese teléfono, así que lo saqué del agua, lo dejé en un cajón y al cabo de un par de meses el teléfono dejó de funcionar, ya no arrancaba aunque sí lo intentaba sin resultado.
Debido a esta experiencia no me ha sonado nada rara la historia de un hombre que perdió su teléfono en la playa mientras jugueteaba con su perrito en la arena y pasados unos días recibió una llamada su novia desde el número de ¿quién?…sí de él mismo. Resulta que un pescador de bacalao lo había encontrado dentro del estómago de uno de los ejemplares más lustrosos que pudo encontrar, con más de 1 metro de longitud y 12 kg. de peso, casi nada para el animalito.
El dueño del teléfono, que se trata de un terminal de gama baja de la casa finlandesa, un Nokia 1600, ya estaba a punto de comprar un nuevo modelo cuando recibió la llamada del pescador y ahora sigue utilizando su viejo terminal, con un poco de olor a pescado eso sí, pero quién no querría tener un terminal con tanta historia, esta sí que vale para contarle a los nietos.
No estoy tan seguro del funcionamiento de un iPhone o un Samsung Omnia tras el paso por las tripas de un pescadito de estos, quizá algún portal de estos que nos sorprenden triturando iPhones y demás genialidades encuentren en esta prueba un nuevo reto.
Saludos
David Serantes
el iPhone doy fe que es muy resistente a casi todo, excepto a las babas de bebé 😛
Ay nacu, un Nokia resistiría los ataques de tu churumbel y tú empeñada en seguir con el iPhone.
Te cambio dos Nokia por un iPhone ¿aceptas? 😛
Saludos
David Serantes