Te ha tocado vivir una época maravillosa en cuanto a las posibilidades tecnológicas a tu alcance. Estás viendo, en muchas ocasiones de la mano de Apple, cómo se reinventan las formas en que te conectas con otras personas y también cómo te relacionas con los contenidos generados por todos los que formamos el entorno digital de Internet. Tienes mucha suerte de estar vivo. Y no lo decimos simplemente por decir. Es importante estar vivo para poder disfrutar de tus contenidos digitales, pero, ¿qué sucede si algún día no estás aquí?
Todos tenemos una existencia digital de la que en muchas ocasiones no somos tan conscientes como deberíamos.
A la edad de 14 años Marc Field decidió suicidarse, hace ya tres años. Sus familiares y amigos se empeñaron en investigar de modoparticular por qué había pasado esto. Se les ocurrió que una buena forma de obtener información sobre las causas podría ser mediante el acceso a su cuenta de Facebook. Probaron lo que se te está ocurriendo, introducir las contraseñas clásicas, algunas que realmente conocían de Eric y por último pidieron ayuda al mismo Facebook para que les “abriese las puertas”. Los de Zuckerberg se negaron en redondo. Aquella información era de Marc, nadie podía acceder a ella sin su consentimiento. Aunque Marc hubiese fallecido. Sus familiares no encontraron amparo legal para esta situación y desde entonces poco han cambiado las cosas. No estamos preparados para la muerte en la “vida 1.0”, pero mucho menos en Internet.
No estamos preparados para pensar en la muerte, pero en algún momento no vamos a estar aquí y nuestro contenido sí que lo hará.
Todos tenemos una existencia digital de la que en muchas ocasiones no somos tan conscientes como deberíamos. Generamos contenido todos y cada uno de los días de nuestra vida, los ponemos en manos de una serie de servicio que en algunas ocasiones habremos elegido de forma meditada y en otras simplemente por seguir la tendencia del momento, pero siempre hemos firmado algún tipo de contrato con los proveedores de estos servicios. Algunos ítems del contrato suelen estar referidos a qué sucederá con tus contenidos cuando ya no puedas acceder a ellos, bien porque no estés capacitado física o intelectualmente o porque, esto es más duro de asimilar, estés muerto. Suena duro y no estamos preparados para ello. No estamos preparados para pensar en la muerte, pero en algún momento no vamos a estar aquí y nuestro contenido sí que lo hará.
¿Qué pasará con todos tus cuentas y archivos cuando estés muerto? ¿Quién tendrá acceso a tu información? ¿Tienes algo que ocultar o podrías dejar una lista con tus nombres de usuario y contraseñas en la puerta del frigorífico de tu casa? ¿Cuánto tiempo van a estar tus fotos, vídeos y otros archivos que has ido generando en los últimos años colgados en la nube? ¿Podrá alguien descargar una copia de toda tu vida digital a un disco duro? ¿Has previsto algo sobre este asunto?
Todas estas preguntas pasan por la cabeza de uno cuando se para a pensar realmente en el asunto y normalmente no encuentra una respuesta inmediata. Por eso hemos preparado este especial en el que te daremos respuesta a estas y a otras cuestiones que nos interesan a todos pero no queremos afrontar realmente. Nos dan miedo todos los aspectos de la vida que están relacionados con la muerte e incluso con el tramo final de nuestras vidas, al que en ocasiones llegamos con las capacidades muy mermadas. Eso está ahí, pero preferimos no tocarlo, pensamos que casi mejor no hablar de ello, como si así nos pudiésemos alejar de lo que en realidad es inevitable.
Todos tenemos “propiedades digitales” que van creciendo con el tiempo y sobre las que tenemos algunos derechos.
En los siguientes artículos nos detendremos en revisar dónde estamos almacenando nuestros contenidos digitales, quién tiene potestad sobre ellos y sobre todo analizaremos qué podemos esperar que suceda con ¿nuestros datos? si realmente nosotros no podemos acceder a los mismos. Te habrás dado cuenta de que las tendencias de almacenamiento han cambiado en los últimos años. Lo más probable es que tengas contratado algún servicio de almacenamiento en la nube tipo iCloud, que hayas contratado algún servicio de streaming de música o vídeo como Spotify o Netflix y que tus cuentas en redes sociales y profesionales ya no se puedan contar con los dedos de una mano. Todos tenemos “propiedades digitales” que van creciendo con el tiempo y sobre las que tenemos algunos derechos. Cuidado porque otros tantos los tienen directamente las empresas con la que hemos acordado esos servicios. Será interesante conocer cuáles son unos y otros.
También analizaremos cuáles son los servicios y herramientas que tienes a disposición para conservar o borrar tu legado digital. Tú tienes una historia 2.0 formada por todos tus contenidos en la red y no estaría mal que pensases, un poco, que es muy estresante, cómo la quieres dejar a tus herederos digitales. Plantearte si hacer un testamento o algo parecido puede ser una buena idea que no habrá pasado por tu cabeza pero es perfectamente factible. Sobre todo queremos inspirarte para que traces un pequeño y sencillo plan que te ayude a garantizar que todos tus contenidos digitales vayan a donde tú quieres que vayan cuando ya no puedas utilizarlos. ¿Te atreves a adentrarte en la preparación de tu muerte digital? Hay que ser muy valiente para hacerlo.
Este artículo pertenece a la Revista Mactoday. Fue publicado en el número 53 de diciembre de 2016.
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