Los tiempos no acompañan para hablar de economía y si profundizamos podríamos acabar todos echando un buen lagrimón sobre nuestras BlackBerries, iPhones, Nokias o Palms… bueno, Palms cuando aparezcan de nuevo en el mercado, que cada vez queda menos tiempo para ello.
Lo que sí os voy a dejar para reflexión es el hecho de la rápida depreciación de nuestros equipos tecnológicos; seguro que lo habeis dicho en más de una ocasión de los automóviles, de los pisos, en definitiva de todos los bienes que tienen un desgaste con el tiemp. Por esa razón se acaban depreciando tanto que en ocasiones es mejor no vender hasta esperar un mejor momento en el caso de los inmuebles o dejar que el vehículo agote su vida útil para no «perder» demasiado dinero y amortizar las inversiones.
Es más difícil que esto lo hayais planteado para los dispositivos tecnológicos, los gadgets que teneis encima de la mesa, en el bolsillo o en el maletin, sin embargo es curioso el embrollo en el que nos hemos metido de unos años hacia aquí.
Si lo analizais, en nuestros «cacharros» sabemos el valor que tienen cuando los compramos, un valor que habitualmente es elevado, son tecnología punta vendida como herramienta ayuda a la productividad o de ocio de última generación y esto se paga.
Lo que no tenemos tan claro es el valor que estos equipos van a tener cuando no los necesitemos más o bien cuando los queramos renovar; además de no tenerlo claro hacemos una suposición inmediata: ¡valdrá 0 cuando ya no lo utilice!.
Esto es una trampa para la amortización del equipo, pues entonces consideramos, sin querer, que tenemos que dividir el valor del dispositivo en el momento de la compra entre el tiempo que lo vamos a utilizar. Si añadimos la presión de que el equipo ni se desgastará ni dejará de funcionar antes de que su valor quede reducido a la nada más absoluta debido al desfase tecnológico, el panorama no es demasiado alentador para los enganchados a la tecnología portátil.
En resumen, no tenemos una depreciación física porque somos muy cuidadosos y nuestros equipos están en perfecto estado por fuera y por dentro, pero sí que estamos expuestos a esa depreciación técnica que se escapa de nuestras manos y manejan los mismos que ponen el precio inicial del producto que hemos comprado: los vendedores y las marcas.
Es un círculo perfecto para los grandes del negocio tecnológico. Son capaces de inyectar al mercado productos de alto valor para el usuario, a precios que rozan el lujo y a la vez consiguen que estos sufran una depreciación tecnológica tan ágil como para dejarlos obsoletos en tiempo record.
Ahora os propongo el ejercicio de recordar los precios de compra de vuestros ordenadores de bolsillo o de vuestros portátiles, restarles el precio que tendrán si los quereis vender dentro de un par de semanas y con el resultado me digais si están amortizados en el tiempo que llevais con ellos.
En mi caso voy a hacer el ejercicio para el Nokia E71. Lo he comprado hace aproximadamente 6 meses por 420 EUR. A día de hoy el precio de venta estaría en unos 250 EUR, con lo cual el valor para amortizarlo quedaría establecido en 420-250=170 EUR. Esto significa unos 30 EUR por mes por disfrutar del Nokia E71, un teléfono de la gama empresarial de Nokia.
Ahora os pregunto ¿es rentable el pagar este dinero por este terminal?.
Me interesan vuestras oponiones.
Saludos
David Serantes
Uf, qué razón tienes, Serantes. A mí la verdad es que eso con los móviles no me pasa, pero porque ninguno de ellos es libre, y los suelo sacar baratitos con trucos varios que todos conocemos, por lo que yo los amortizo rapidito. Cuando dejo de usarlos, van pasando por amigos y familiares, o terminan en un cajón para «por si acaso» o reciclados por puntos o dinero.
En cuanto a los ordenadores, tampoco lo noto en exceso, porque no me puedo permitir gastarme barbaridades por tener la última gráfica o el último procesador, y suelo andar de reciclaje: cuando a mi novio, que es un jugón, se le queda pequeño su equipo (siempre el más potente), cambiamos lo justo y yo heredo lo anterior, pues no suelo necesitar más (los juegos que a mi me gustan son pocos y no suelen requerir excesivos recursos gráficos), y lo que yo quito, suele terminar repartido entre los amigos para equipos de descarga o bien en equipos que regalo a familiares neófitos en esto de la tecnología. Vamos, que suelo aprovechar las cosas xD.
Pero por ejemplo, mi último capricho ha sido un netbook, concretamente un Advent 4223, en el que no sólo he invertido en su compra, sino en un maletín megafashion (una es un poco pijotera, para qué mentir), un vinilo personalizado y una batería de 6 celdas importada (barato, barato). En total, me he gastado unos 440 €, 360 € sólo en el equipo, comprado el 24 de Noviembre. Y sé que ahora mismo, tan sólo un mes después, aún incluyendolo todo (menos el maletín), como mucho lo podría vender por lo que me costó sólo el ordenador. Pero a los que nos gusta la tecnología sabemos lo que hay, y aún a malas, todos hemos aprendido no sólo a cuidar nuestros gadgets, sino a hacer «reciclaje» o a legarlos a aquellos a los que queremos meter el gusanillo que a nosotros nos corroe.
Ahora que releo tanto tu entrada como mi comentario anterior, se me ocurre otra reflexión. El tema ya no es sólo cuánto nos gastamos en nuestros gadgets en sí mismos, sino… ¿y en todo lo demás?
Todos los extras, complementos, pijotadas varias (a las que soy aficionada, ya os lo he dicho xD). No sólo hay que amortizar el equipo, sino el maletín (si es específico), la batería extra (tanto en móviles como en portátiles), los cargadores de mechero, fundas, vinilos personalizados…
No dudo de que evidentemente, con los equipos las empresas ganan dinero, pero con lo que de verdad hacen el agosto es con los complementos. Algunas más que otras. Sin entrar en complementos propios de la marca, y hablando ya de distribuidores, pondré de ejemplo el maletín que yo me he comprado. Primero lo vi en PCCity, costaba nada menos que 49’99€. Me pareció caro. Pero al pasar el tiempo, ningún otro me gustaba. Así que llamé a un colega que trabaja en una tienda de informática. Él tuvo que pedírselo a la marca, y, oh sorpresa, su P.V.P. (y no hablamos de una cadena enorme como PCCity, es una tienda grande sólo a nivel regional)¡era de 39’99€! Y os puedo decir que ganaban un buen porcentaje aún, porque como enchufada que soy, vi el precio de coste…
Pues todo eso, salvo algunas excepciones que podemos reutilizar con los gadgets nuevos, también se deprecia, claro está. Y es que al final, como buenos geeks, no nos limitamos a comprar el último teléfono o el último ordenador, sino que siempre picamos con el «y esto otro para poder hacer…», «esto para que no se raye», «esto para…» y así hasta el infinito y más allá, como en la peli xD.
Lo que habría que preguntarse es a parte del impulso emocional de un geek que proporciona ese dispositivo que lo haga diferente del que ya poseemos?. Merece la pena pagar esa diferencia?
@SXenia, me parto con tus «y esto para…» es que es tal cual lo que yo estoy diciendo cada 2X3. Que si el cargador de viaje, que si funda de goma, de corchopan, de piel de cojón de fraile…
La mayor parte de las veces yo compro los accesorios pensando que van a ser un valor añadido para el día de la venta del equipo en la segunda mano, sin embargo casi nunca he podido emplear en la negociación por un buen precio los accesorios, es como si por ser un equipo usado ya no tuvieran tanto valor. Quizá se deprecian más los accesorios del equipo que el propio equipo, es curioso.
@Percebeiro, pues muchas veces seguro que el impulso vien acompañado de una venda que nos ciega de tal modo que con que lleve la palabra NUEVO delante ya damos por supuesto que las características también lo van a ser.
En el caso del iPhone el «nuevo» sólo gana en el 3G porque lo que es el GPS a mi no me ha sacado de ningún apuro por ahora y no lo veo haciéndolo, aunque mi amigo Fuco ya me ha comentado hoy un caso en que le dio la vida el GPS del iPhone 3G.
Viciosos que sois unos viciosos…
David Serantes