En Internet cada persona es más que una persona. Tenemos una marca, una identidad formada a base de nombres de usuarios, apodos, alias o nicks (de nicknames) que nos representan. Cuando alguien se dirige a nosotros lo hace por nuestro alias si disponemos de uno, aunque cada vez más personas se deciden a utilizar su identidad real a la hora de crear perfiles en redes sociales, sitios web de comercio electrónico o apertura de cuentas de correo electrónico. Significa que somos más transparentes o menos cautos con nuestra privacidad, depende.
Eres más que una persona en Internet, eres un nick
Cuando alguien se dirige a ti, o simplemente piensa en ti, a su cabeza viene toda una serie de información sin procesar que necesita ser ordenada. Aparece tu alias o nick en Internet, si tienes algún tipo de imagen que te represente (el avatar) también viene a la mente y por supuesto, las últimas interacciones que hayas tenido con esa persona o al menos las más relevantes e importantes para ella. Es poco frecuente, muy raro, que cuando alguien piensa en ti lo haga centrando su atención en el nombre propio que te identifica, con o sin apellidos. Cuando pensamos en alguien, pensamos en un conjunto de caraterísticas que definen a esa persona. Tenemos un perfil predefinido.
Nosotros nos llamamos de forma diferente a como nos llaman los demás
Sin embargo, en nuestra conversación interna con nosotros mismos, todos tenemos muy claro como nos llamamos y también cuál de todas las posibles formas en que otros nos puedan llamar nos gusta más. Puede que te llamen como en el colegio, ¿tu primer apellido?, quizá por un apodo, que alguno de tus compañeros te puso y nadie ha sido capaz de borrar, o puede que te llamen directamente por tu nick. El nick dice mucho de una persona a poco que se haya esforzado en elegir algo que te caracterice. Es una pista sobre ti.
Luego también están otras personas, pocas, que te llaman de alguna manera diferente, pero solo ellos. Suele ser una palabra «especial» y te suele encantar que te llamen así. Estas seguro que son expresiones que viene del cariño, es un lenguaje muy propio de cada uno para con el otro. Aquí caben desde las mayores burradas que te puedas imaginar hasta las más grandes de las cursiladas o cualquier tipo de palabra surgida un buen día de forma natural y que se queda para siempre. Esta no quieres que desaparezca.
Si sabes qué eres en la cabeza de alguien, puedes actuar sobre ello
Sea cuál sea el origen, en la cabeza de quien se dirige a ti hay información que ya está predeterminada por la experiencia anterior contigo o con lo que te rodea. Es un preconcepto que existe sobre ti. No quiero decir que sea bueno o malo, solo que me gustaría que supieses que eso afectará a la forma en la que se dirija a ti, en las expectativas generadas y en cómo cree que fluirá vuestra próxima interacción.
Las relaciones de las personas evolucionan a lo largo del tiempo y gracias a lo canales de comunicación actuales lo hacen a una velocidad endiablada. Una rapidez que a veces tendremos la sensación de no controlar, que nos sobrepasa. Necesitamos dominar en lo posible todos los elementos de la comunicación, solo para facilitarla. Saber cómo te está llamando una persona cuando se dirige a ti o qué nombre tiene en la cabeza cuando piensa en ti es más importante de lo que imaginas.
Te propongo que hagas el ejercicio una mañana cualquiera de estos días y propongas la siguiente pregunta/reflexión al alguien que te importa: ¿Cuando piensas en mí o te diriges a mí en «quién» piensas? ¿Qué nombre te viene a la cabeza?. Seguro que las conclusiones son de utilidad para ti y también para la persona a la que consultes. Prueba. Juega.