La Voz de Galicia
Serantes
Tecnología y productividad en movilidad
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Como todos por aquí escribimos de nuestras aventuras con los dispostivos portátiles que manejamos en cada momento, no podemos hacer otra cosa que estar lo más atentos posible al avance de los mismos y como no, cuando nuestra economía nos lo permite, hacer un cambio de equipo y así tener algo nuevo con lo que juguetear.

En mi caso estos cambios sabeis que no se espaciaban entre sí más de 1 o 2 meses a lo sumo. Sin embargo a estas alturas me estoy dando cuenta que los meses van pasando y yo sigo con los mismos dispositivos, cuestión que tiene que tener un razonamiento lógico, el cual estoy dispuesto a desarrollar para mi y ya que estais ahí, también para vosotros.

Cualquier análisis se puede abordar desde dos puntos de vista, el tuyo y el de los otros, casi siempre pensando que el punto de visto propio es el verdadero. Yo os voy a dejar el mío entonces, que será el que mejor conozco y el que será más verdadero para mi.

Creo que la crisis me ha afectado en la realización de cambios tecnológicos; por una parte porque el miedo al gasto se ha incorporado a nuestras vidas y el que diga lo contrario pues estará no diciendo toda la verdad. El hecho de pensar en gatar 400 o 500 EUR me produce una sensación ahora que no tenía hace un par de años. No es que los vea como «malgastados», pero el análisis que hago de la compra es más profundo, la pérdida que supone el disponer de un equipo al avanzar su utilización (o peor aún, su no utilización) son factores que me atenazan ante la compra.

Por otra parte, también se ha dado una extraña conjunción cósmica ante la que me he encontrado sin querer y es que los equipos que dispongo en la actualidad me proporcionan tanto como yo les puedo pedir, a nivel operativo, como a nivel estético, que sabeis que este último me preocupa de manera habitual.

Como decía, si el miedo al gasto es patente y los equipos que manejo en la actualidad proporcionan tal nivel de satisfacción, para qué me tengo que plantear nuevas compras y cambios en las rutinas de trabajo con los dispositivos que ya conozco tan bien al haberles dado la oportunidad de permanencia. La respuesta es clara, tengo que seguir pensando en los cambios porque mi afición es la tecnología y el no disponer de equipos tecnológicos novedosos al alcance hace que me sienta como un pescador al que le ha desaparecido su caña y aunque va al río a ver cómo pasan los peces, él sabe que eso no es suficiente para calmar su ansia.

Ahora viene la parte de encontrar soluciones para esta situación. Como sobre la crisis económica no puedo hacer grandes cambios salvo los que se me ocurran a nivel local, tendré que ver si puedo manejar el apalancamiento que he sufrido en los equipos-lapa que no se despegan de mi ni con agua caliente. Plantear el cambio de un iPhone 2G, por un 3G, un MacBook por un MacBook Pro o un Nokia E71 por una Blackberry son opciones que tengo que barajar y que pueden significar un aliciente para el cambio, además de un revulsivo para la afición tecnológica que a mi desde luego me domina.

Quién me iba a decir a mi que en algún momento iba a relacionar la crisis con la tecnología.

Gracias por leer este pensamiento en alto; como veis, he vuelto después de este letargo proporcionado por atracones laborales en los últimos días, esperemos que se acaben pronto y vuelva a tomar el ritmo de estos últimos meses.

Todo por la maldita crisis.

Saludos

David Serantes