Ahora que la utilización de MS Exchange mediante alojamiento (hosted Exchange) poco a poco deja de ser un coto vedado a grandes empresas para extenderse a pequeñas empresas, autónomos e incluso usuarios particulares unido al lanzamiento por Apple de MobileMe y servicios similares, parece que poco a poco se acelera un proceso que supo ver muy bien Google hace unos años. Sabiendo que no podía competir con Microsoft y otros en soluciones clásicas (productos diseñados para instalarse y usarse localmente en nuestros equipos), Google apostó por el futuro y se centró en diseñar servicios pensados para utilizarse en la red, convirtiendo nuestros equipos en meros terminales para enviar y recibir la información alojada en sus servidores. Al principio parecía que servicios como Google Calendar lo iban a tener difícil, pero poco a poco vemos cómo son cada vez más los usuarios que no solo lo utilizan ya sino que poco a poco van pasándose a utilizar distintas aplicaciones en línea, como Google Reader para los feeds RSS.
Parece claro pues que poco a poco volvemos a un enfoque de la informática en la que todo está alojado en servidores externos y accedemos a esta información desde nuestros ordenadores, teléfonos móviles, PDA, reproductores de MP3, etc. Este planteamiento tiene varias ventajas:
- Unificación de programas. La posibilidad de sincronizar fácilmente todos o la mayoría de nuestros equipos con un mismo servicio, elimina por ejemplo la necesidad de instalar y configurar distintos programas de lectura de RSS en función del dispositivo que utilicemos para ello.
- Mayor libertad para elegir el sistema operativo. Dado que estos servicios únicamente necesitan un navegador compatible para utilizarlos, cada vez es mayor la libertad para usar Windows, Mac Os, Linux en sus distintas distribuciones, etc.
- Reducción de la carga de nuestros equipos. La necesidad de instalar distintas aplicaciones en nuestros equipos hace que estos se vuelvan cada vez más lentos. Al acceder cada vez a más servicios a través de la red, podemos disfrutar de un sistema mucho menos cargado con procesos ejecutándose en segundo plano y que ralentizan nuestros equipos.
- Sincronización inalámbrica continua. Dado que nuestros datos están en un servidor externo que sincronizamos con nuestros distintos equipos de forma inalámbrica, disfrutamos siempre de nuestros datos actualizados en todos ellos. Esto de momento da algunos problemas de compatibilidad, si bien lo esperable es que poco a poco la situación vaya mejorando, especialmente si se unifican las formas de acceso y se evitan pasos intermedios (como sincronizar Outlook con Gcal y este con otros dispositivos).
En el lado negativo estaría la dificultad para acceder a los datos si no disponemos de conexión a Internet en un momento dado (algo cada vez menos habitual) y, especialmente, el celo respecto a poner toda nuestra información en un servidor externo. Al principio la mayoría de la gente era reticente a esto, pero poco a poco vemos cómo son cada vez más los que aceptan esta desventaja como contrapartida por las muchas posibilidades que ofrece «la nube»*.
En esto último creo que si generalizamos se observa cierta diferencia generacional, ya que tal y como comenta Enrique Dans en su entrada “La generación transparente” (http://www.enriquedans.com/2008/05/la-generacion-transparente.html), los más jóvenes parecen mucho más dispuestos no solo a alojar sino también compartir toda su información y pensamientos en la red.
¿Qué opináis vosotros? ¿Os habéis o estáis pensando en pasaros a la nube?
* Aclaro que cuando hablo de «la nube» no me refiero específicamente al servicio MobileMe sino en general a todos los servicios de almacenamiento, utilización y sincronización de datos en línea
¡Hola!
A finales de los 90 parecía que el concepto de ordenador tal como lo conocíamos tenía sus días contados.
Antes de que se acabara el siglo XX los usuarios se limitarían a las aplicaciones en Red. Y dentro de las aplicaciones distribuidas brillaban con luz propia las aplicaciones web. Y ello a pesar de ser el HTTP un protocolo sin estado que dificultaba enormemente sostener la interacción con el usuario. Pero claro, para entonces casi cualquier dispositivo de usuario conectado a la Red ya contaba con un navegador web.
El concepto tenía nombre: NC (network computer) y su característica más llamativa es que carecían de disco duro. Creo que se llegaron a fabricar dispositivos de ese tipo que iban integrados en un todo en uno con el CRT. Si no recuerdo mal alguna entidad bancaria en España llegó a «regalar» unos de color azul (que luego hasta alcanzaron nombre propio entre los usuarios que se dedicaron a adquirlos de 2ª mano para montarse cluster baratos).
Los precios de la microinformática caían de tal manera que aquella revolución se quedó sin sentido. Yo que me creí la pelicula continué con el desarrollo de mis aplicaciones en forma de aplicaciones web que más tarde pasaron al «cajón» muertas de risa.
Bastantes años después la gente comenzó a hablar de la web 2.0 como el mejor invento desde la leche condensada. Un concepto rimbombante bajo el que no subyacían más que unas cuantas aplicaciones web. Coincidiendo con eso una empresa pública me encargó que le adaptara una de mis aplicaciones para usarla desde su servidor.
Imagino, que como tú dices, la gracia de todo esto está simplemente en la garantía de conexión a la Red desde casi cualquier dispositivo y lugar que hemos alcanzado en la actualidad (ahora mismo yo con un E61 desde un lugar perdido de vacaciones).
Aunque claro todavía las cosas pueden ponerse feas. Uso el Opera Mini como browser principal en el E61 y hace unas semanas los servidores de Opera se cayeron y me dejaron por completo tirado, suerte del navegador builtin proxy-less. Por otro lado, aunque es algo que viene y va desde hace años, periódicamente se alzan voces diciendo que la Red va camino de colapsar (a ver si nos lee Fidel Portillo y dice algo al respecto).
Por último, desde que tengo el E61 sincronizo por syncML las PIM de todos los dispositivos que utilizo con un servidor gratuito y ya recuerdo aquello de sincronizar el PDA con el PC como algo muy lejano y arcaico.
Saludos.
Yo aun sigo muy paranoico con el tema ese de dejar mis datos privados almacenados en la red. Prefiero que si revientan sea en mi ordenador, no en un servidor ajeno.
Saludos y felicidades por el blog, esta genial.
Me encanta, no me direis que no es guai, que alguien que no conoces ni sabes para que lo puede usar, tenga constancia hasta de cuando vas a tomar cafe con maripuri.
Lo siguiente es ofrecernos servicios publicitarios a nuestros gustos personales, eso si solo , por darnos lo que nosotros realmente queremos, aunque no lo sepamos.
Ya se que realmente tienen acceso a mi vida, pero, que quereis, a veces me gusta pagar algo en efectivo, simplemente para que no sepan que me he comprado.
Lo de 1984 y Orwell, se empieza a quedar en pañales.
Contestando a la pregunta de Doalvares: Ya he manifestado en el último Podcast que tengo intención de integrarme en la nube lo más pronto posible. De hecho estoy ya con los pies separados del suelo XD.
Mi nube será exclusiva por ahora par los datos PIM que comenta Chusquete y por ahora seguiré con los documentos en disco duro a mi ladito, imagino que algún día también estos ascenderán al firmamento de algún servidor.
Sin llegar a la paranoia a mi tampoco me gusta un pelo la hegemonía que empieza a demostrar Google con todo su repertorio de aplicaciones y su crecimiento por la ley de «te compro y ya está»; de todos modos desde el momento en que utilizamos ordenadores conectados a la red, con una «matrícula IP», pagamos con tarjetas llenas de datos, nos inscribimos en cientos de páginas donde dejamos nuestras claves y nuestros datos, no creo que tengamos demasiado miedo a que nos secuestren la personalidad con el «La Red con Sandra Bullock».
Ya digo, para mi evitar la pesada sincronización con un PC ya es un deleite. Lo que aumente desde aquí el grado de nubificación, bienvenido sea.
Saludos
David Serantes