Un mundo sin ellos sería infinitamente peor: menos alegre, menos generoso, menos abierto y espontáneo, menos sincero, menos humano, porque solo ellos son capaces de aportar semejantes torrenteras de alegría, generosidad, sencillez y, sobre todo, cariño, que nos hacen más humanos, muy especialmente a sus seres más próximos: sus padres y hermanos, sus abuelos, sus tíos, sus profesores, sus colegas de trabajo, sus amigos. A veces pienso que si algunos tienen miedo al síndrome de Down es porque no conocen a nadie que haya nacido con ese cromosoma de más o porque tienen miedo a la propia felicidad.
Saber querer es, me parece, la asignatura pendiente de nuestro tiempo. Y por eso los necesitamos tanto: porque saben querer como nadie y porque se hacen querer. De algún modo, te obligan a quererles y, al hacerlo, aprendes a querer a todo el mundo. No es solo que propendan al abrazo, al achuche, al besuqueo, sino que te desconciertan con sus continuas atenciones, con su agradecimiento profundísimo -no son de los que se creen con derecho a todo- y con su fragilidad indisimulada que, a veces, puede parecer chulería. Recuerdo haberle dicho a un amigo de mi hermano que tenía que adelgazar, que estaba muy gordo. Lo reconoció de inmediato, pero añadió: «Pero oye, que ya he adelgazado, eh». Y sacó de su cartera una tarjetita en la que apuntaba los pesajes: «Mira, ¡he bajado 100 gramos!».
Son maestros de humanidad, personas imprescindibles que actúan como poderosas centrales generadoras de afecto en las familias -siempre más unidas si están ellos-, en el trabajo, en la vida social. Me uno muy contento al Día Mundial del Síndrome de Down que se celebra hoy. Debería ser festivo.
Nada me gusta más que coincidir en tema y fondo contigo, querido amigo. Y sí que debería ser festivo. Muchas gracias.
http://www.diariodecadiz.es/article/opinion/1989174/dia/down.html
¿Por qué algo tan evidente cuesta a tantos comprender? Supongo que, al rechazar todo lo que atente contra su búsqueda de la felicidad (comodidad, etc.), creen que la conseguirán más fácilmente, y no se dan cuenta de que es justamente todo lo contrario. A este planteamiento egoísta un amigo lo define como «mear fuera del tiesto».
Muchas gracias por el artículo, que ayuda a replantearnos recuperar el sentido común.
Que mostra de cariño, sensibilidade e respecto en tan poucas verbas, admíroche por ese gran corazón que tes.
Paco máis que día festivo teriamos que pedir que cando os pais desaparecen polo correr da vida estas persoas non queden desvalidas, eu aos poucos país que coñecín todos tiñan esta preocupación.