Pensaba escribir artículos agosteños ligeros y amables, cálidos. No quería gastar una palabra en el ébola, porque antes debería echarle mil a la malaria y dos mil al sida, por ejemplo, y porque la Organización Mundial de la Salud -esa agencia tan corrupta- se ha apresurado a declarar la emergencia, y suele hacerlo cuando está a punto de lanzarse un nuevo fármaco, como ocurrió ya tantas veces. Pero esas buenas intenciones se las llevó el diablo con las noticias sobre el contagio del misionero Miguel Pajares y el debate en torno a su repatriación.
Ciertamente, el pobre Pajares ha cometido varios errores imperdonables. En primer lugar, ser viejo. Es casi seguro que nadie discutiría la repatriación de un chaval o una chavala que anduvieran por allí turisteando la pobreza sin ánimo de quedarse. Precisamente en esto último consiste el segundo error: se hizo viejo gastando cincuenta años, enterrando su vida allí. Si se hubiera dedicado a la fórmula 1, si hubiera ganado alguna bota de oro o una Copa del Mundo, lo trataríamos de otra manera. Pero no, en estos cincuenta años Pajares se ha dedicado a cuidar gente que nadie quería cuidar y, encima, es misionero: su tercer gran error. A los silenciarios habituales ?me refiero a los que matan a sus víctimas mediante el ninguneo? les parece inmoral tanto lío por un misionero católico y a costa del erario público.
La discusión en torno a quién paga, resulta particularmente vomitiva, y no solo por indelicada. Don Miguel Pajares se dejó la vida pobre y callado, sin esperar agradecimientos y tendría derecho a la amargura. En vez de eso, seguro que desde la cama del hospital sigue rezando por nosotros, pobres bocazas apesebrados.
Hubiera deseado encontrar en este artículo una amplitud de miras mayor a lo que demuestra. A veces, yo diría que en la mayoría de los casos, se deben analizar “todas” las cuestiones, antes de mostrar enojo, o simplemente sentir vergüenza. Y digo ésto por lo que comentaré a continuación, dicho sea, con el mayor respeto, como no podía ser de otra forma.
Es cierto que no parece de buen gusto ver disputas sobre quien paga o quien no, o ver si se trata de turistas o de personas que se juegan la vida por ayudar a alguien de forma desinteresada. Pero en esto también hay matices. Entre ellos los siguientes:
Este misionero, formaba parte de un grupo de trabajo; es decir, no iba de forma individual. Y al parecer estaba al frente de ese grupo de trabajo y por lo tanto tenía responsabilidad sobre ellos. La personas que integran ese grupo de trabajo se han sometido al riesgo de la enfermedad igual que el misionero Pajares, exactamente igual. Lo que no se entiende es que se evacúe a dos miembros de ese equipo y se deje a otros miembros allí, sin siquiera decirles nada (uno de los que han dejado ha fallecido hoy). En su artículo usted comenta los tres supuestos “errores” del misionero. Se le ha olvidado el cuarto error (no se si inconscientemente), que consiste en actuar como el capitán del Costa Concordia; en cuanto encalló el barco, el capitán fue el primero en salir, y el resto que se busque la vida. Aquí la actitud de esta persona debería ser la de “no salir si no sale todo su equipo”. Pero no se ha obrado así y desde luego, según comentaron sus compañeras de trabajo dejadas en África, no se les dijo nada.
Respecto al coste de la evacuación se genera más controversia. Quiero suponer que usted visitará algunos supermercados con alguna frecuencia. En algunos de ellos, es frecuente encontrar unas cajas donde se depositan tapones de plástico y una leyenda que hace referencia a una persona que padece lo que se conoce como “enfermedades raras”, que dado el coste de los fármacos o tratamiento hospitalario necesarios, no se incluyen en la Seguridad Social. Lo mismo ocurre con cierto programa de TV que ha generado polémica recientemente, en horario de sobremesa que se dedicaba a recaudar dinero aportado generosamente por los ciudadanos para ayudar a otras personas (algunas sin trabajo, otras con enfermedades no cubiertas por la Sanidad Pública). En ambos casos, es el ciudadano el que con su aportación generosa trata de paliar los problemas de estas personas sin que el Estado se preocupe de ellas. Dicho de otro modo, no hay dinero para la atención de estas personas por parte de la Sanidad Pública. Esto lleva a la conclusión de que la vida de estas personas depende en muchos casos de la buena voluntad de los ciudadanos, pero no de los dirigentes de este país, porque, vuelvo a insistir, alegan que no hay dinero (que por cierto es de todos los ciudadanos, no de los dirigentes). Otro tanto se podría decir de las personas afectadas por la ley de Dependencia.
Sin embargo, cuando se trata de traer a dos misioneros, entonces sí hay dinero, para llevar un avión medicalizado, que requiere de una esterilización completa, ambulancias, policía para control y escolta en el traslado a hospital, desalojo de una planta completa de un hospital, personal a turnos, esterilización de vestimentas de los facultativos cada 2 horas, etc.
¿Cómo es posible que si se trata de un misionero, el Estado sí tiene dinero, pero para una persona con una enfermedad rara no lo haya, incluso con un coste menor?
Esa es una buena pregunta que ni desde el Ministerio de Sanidad, ni desde la Presidencia del Gobierno saben ni pueden contestar. De ellos ya me lo esperaba. Pero claro, leyendo su artículo, esa diferencia en el trato a las personas, tampoco parece ser motivo para que usted sienta vergüenza. Por eso le comentaba al principio lo de la amplitud de miras.
Después de leer el extenso comentario anterior, me gustaría recalcar que, desde lo que me dicta mi conciencia, dedicar la vida a los demás significa vivir como ellos, sin diferencia alguna. Sea un religioso, a los que yo admiro, o cualquier otra persona. Implica someterse a peligros con nombre popio: Ébola.
Puede que le parezca una oportunista, una «bocazas». Pero, como bien dice el lector anterior, creo que el misionero no debería haber abandonado la zona. O al menos él solo. Incluso creo que debía permanecer allí.Aunque eso supusiese, como estamos comprobando, encaminarse a una muerte casi segura, como le ocurre a muchos de aquellos a los se ha dedicado.
Si es un jefe de grupo, más razón para repatriarlo, porque 1)no puede ejercer como tal, 2)sobrecargará al grupo que, además, tendrá que atenderlo. Claro que siempre cabe que no le atiendan y que muera abandonado y mártir.
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Paco estou de acordo contigo mais paréceme que te quedas curto creo que axuda tiña que ser mais amplía e liderar un plan de intervención na axuda a tódolos afectados neses países, e dicir facer que UE entre a saco e non por cada un polo seu lado. Tamén hai razón no que di na primeira resposta pero non vexo ben que o teña que pagar o medico Pajares.
vivimos malos tempos para a solidariedade cada día a xente común temos que vivir con menos, vendo como os dirixentes políticos e económicos cada vez son máis ricos e corruptos.
España, hoy, no es la responsable ni tiene la sola obligación de resolver ese problema en esas tierras.Depende de la unión de los paises, que por cierto, ya deberían haber actuado antes o ponerse ya las pilas. Pero España, SI es la responsable y tiene la obligación de poner todos los medios a sus alcance para salvar la vida de un compatriota.El P. Pajares ha estado muchos años sin dar problemas, muy al contrario.Lamentablemente,se ha contagiado y hay que ayudarle.No olvidemos que no abandonó el barco en cuanto sintió los síntomas,siguió luchando. Lo hizo cuando no estaba en condiciones de tomar,por si mismo, otras decisiones.
Si el gobierno no dedica todo lo que debiera a investigar las enfermedades raras ¿significa que otros tengan que pagar por ello? Yo,al contrario, esperaría más comprensión y alegría, por parte de los que esperan una determinada y determinante reacción del gobierno ante cualquier situación problemática y de los que los apoyamos.
El secuestro del barco Alakrana,obra de piratas somalíes, se produjo el 3 de octubre de 2009, con 16 tripulantes españoles.
En su auxilio acudió la fragata Canarias.A finales de octubre de 2009, la fragata Méndez Núñez fue enviada como refuerzo.
Un documento del Ministerio de Defensa, afirma que el Gobierno de Zapatero pagó 11 millones de dólares.
Los tripulantes españoles retornaron a España el 21 de noviembre de 2009 en un avión del Ejército del Aire que aterrizó en la base de Torrejón de Ardoz.
Esto es solo un ejemplo de los que me hacen preguntarme ¿No es, al menos,sorprendente la critica cuando se trae a su país a un viejo, enfermo y misionero y no se hace en otras ocasiones?¿Somos todos iguales o no?
Enhorabuena, Paco. Y no te preocupes de las críticas: el alcohol como las verdades siempre escuece, y muchas veces el paciente no es agradecido. Las medias verdades con frecuencia son más agradecidas y facilitan el sofisma. Es evidente que es un deber de justicia cuidar de nuestros representantes en el extranjero. Hay pocos oficios con tanto honor y tan desinteresados como que el que ejercía el misionero Pajares. Ver las cosas evidentes y ser agradecidos, a veces, no es tan normal y frecuente.
A UE ten que poñerse as pilas e involucrar a todos os países que durante anos administraron Africa esquilmando os seus recursos xa como potencias colonizadoras ou ben como de xeito directo as súas multinacionais despois de abandonalos creando estados ficticios con unha regra e un cartabón.
Fai uns meses secuestraron unhas nenas e aínda non sabemos nada delas. Si falamos de conflitos bélicos son tantos que xa non importan aos medios de comunicación. Africa estase despoboando e non porque non nazan nenos senón porque a mortalidade infantil é moitísima e as enfermidades non son tratadas.
D.E.P.