Ya se sabe que en Internet abundan las noticias inseguras, por no llamarlas falsas. Por eso la red carece de la credibilidad de otros soportes noticiosos y la gente tiende a refugiarse en las marcas convencionales, las ediciones digitales de los periódicos, que garantizan un mínimo de seriedad. En la red proliferan, por ejemplo, confidenciales y blogs supuestamente informativos que, con excepciones, se leen poco y a los que se cree aun menos. Salvo en un caso que da que pensar: el de los confidenciales y blogs que se presentan como expertos en el mundo del periodismo. Hay más cada día y, en contra de lo que ocurre con los otros, son seguidos y creídos, pese a que sus destinarios, teóricamente, responden al perfil más incrédulo de occidente: nosotros, los periodistas.
Por raro que parezca, muchos de esos confidenciales y blogs publican abundante información completamente falsa. El tiempo termina demostrándolo, pero que recuerde, ninguno rectifica jamás ni nadie se lo echa en cara, pese a que su audiencia, insisto, está compuesta sobre todo por periodistas. Se saltan de manera habitual las reglas de esta profesión y hacen papiroflexia con su deontología: calumnias sobre comportamientos personales, rumores sin fundamento que llevan el nerviosismo a cientos o miles de familias, datos y cifras escuchados en tabernas y mal memorizados envueltos en una prosa moralizante y de autoridad impostada.
Esta descripción también sirve a veces para los medios convencionales, pero solo a veces, porque los lectores terminarían por no comprarlos. Algo falla en la educación de los periodistas –y me siento responsable– si nos hemos vuelto más crédulos que nuestros propios lectores.
¿Por qué no pones nombres?
Cualquier día. Me he mordido mucho la lengua. Algunos ejemplos serían gloriosos, pero vamos a esperar.
Los políticos miden los tiempos. Los periodistas no deberían hacerlo.
Si no aportas datos eres igual que los demás.
El blogger se refiere, por ejemplo, a un diario en la red denominado ‘Periodista Digital’. Con frecuencia alardea de principios, acusa al resto de los medios de carecer de ellos, etc. Si nos dejáramos llevar por nuestros impulsos más primarios, calificaríamos a ‘Periodista Digital’ de embustero, propagador de chismes, calumniador y mendaz. Hay otros medios de la red que aseguran que su director es persona de dudosa catadura moral que se dedica a ajustar cuestas personales con otros medios importándole un pepino que hay de cierto en lo que sostiene su periódico. Pero, si no aportan pruebas fehacientes de ello, no pueden decir con justicia que sea un profesional del vilipendio ni nosotros dudar en absoluto de su independencia o del rigor periodístico con el que informa a sus lectores. Así pues, no creo que el blogger se refiera a él. Por lo que escribe, no parece que dé credibilidad a cualquier cosa que circule por la red.
Bueno. Pero me parece que los periodistas también debemos medir los tiempos. Y los daños.
No me refería solo ni principalmente a ese medio. Tu argumento tiene gracia y es malvado 🙂
«Algo falla en la educación de los periodistas». Diría que algo falla en la educación, así, en general. Cuando conocí al autor de este blog me recomendó leer a los clásicos griegos porque en sus obras se describe con genialidad cómo son los hombres, que, en definitiva, son el objeto sobre el que trabaja el periodista. Ahora lo importante es la tecnología y todo eso.
Al final, como siempre, lo importante es el contenido, no el continente. Y me parece que se sigue fallando en eso.