La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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Este va a ser un post «telonero«.  En unos días,  Alberto Estévez, miembro del Secretariado Internacional de Amnistía Internacional, y uno de los mayores expertos en tráfico de armas, nos contará como se está cociendo el Tratado Internacional contra el Comercio irresponsable de Armas y lo que podemos hacer para asegurar su éxito.

El 10 de diciembre será el Día Internacional de los Derechos Humanos, un día de luto y esperanza, como el año pasado nos explicaba Daniel Zapico desde México.

No son buenos tiempos para los derechos humanos. El año pasado hablábamos de vencer a la violencia y este año por desgracia debemos seguir haciéndolo cuando en nuestro país crecen de forma preocupante las llamadas y amenazas en sentido contrario.

Pueden escuchar a Emmanuel Jal, ahora un cantante de hip hop en Inglaterra, pero que en su infancia en Sudán fue secuestrado y convertido en un niño soldado.

Cada minuto muere una persona como consecuencia de la violencia armada, y miles de personas más sufren heridas y abusos cada día.

Desde 1989, 131 conflictos armados han causado la muerte de, al menos, 250.000 personas cada año.

Y cientos de miles más son desplazadas, heridas, lisiadas o pierden sus medios de vida. Extremadamente preocupante es el uso de forma activa por parte de fuerzas gubernamentales o grupos armados no estatales de niños y niñas soldados en países en conflicto.

Un gran número de mujeres y niñas sufre la violencia armada, directa e indirectamente. Las mujeres corren el riesgo concreto de padecer determinados crímenes debido a su género, como la violencia en el ámbito familiar y la violación.

El mercado armamentístico mueve 640 millones de armas y dos balas al año por cada habitante del planeta. En más del 60% de las violaciones de derechos humanos en la última década, se utilizaron armas pequeñas y ligeras.

La globalización de este comercio hace que lleguen componentes de todas las partes del mundo y que frecuentemente sean producidos y montados en diferentes países con un bajo nivel de control sobre los mismos. Por ello, aunque existen algunas leyes a escala regional y nacional que son importantes, las lagunas y vacíos de los controles permiten que pistolas, balas, tanques, misiles y cohetes terminen en zonas de conflicto y en manos de quienes cometen crímenes de guerra y graves violaciones de derechos humanos.

Y sin embargo no existe una normativa internacional que regule este comercio. En este momento, y tras una gran presión desde la sociedad civil (es decir, de personas como usted o como yo) la Asamblea General de las Naciones Unidas pretende aprobar un Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas.

No se habla de un tratado de prohibición de armas, sino en el que se garantice que los Estados controlen rigurosamente la exportación, importación y transferencia internacional de todo tipo de armas de uso militar, policial y de seguridad, incluyendo equipos, munición y formación. Esto es esencial para asegurar que se respeta la Regla de Oro que prohíbe las transferencias de armas cuando existe riesgo sustancial de que vayan a ser utilizadas para cometer violaciones graves de los derechos humanos. También debe regular la concesión de licencias, la transparencia y la presentación de informes anuales completos. Debe tener un mecanismo efectivo para vigilar su cumplimiento, prever sanciones penales y administrativas y garantizar la rendición de cuentas.

¿Les parece una tarea imposible?, ¿utópica? ¿lejana?

Pues todo lo contrario, las campañas de lucha contra el tráfico ilegal de armas son un ejemplo de trabajo en red desde distintas entidades y desde hace muchos años, de éxitos (como el tratado contra las minas anti-persona , de miles de vidas que se han salvado gracias a un trabajo de investigación riguroso y constante que permite una denuncia con garantías de éxito.

Uno de estos investigadores y activistas es Alberto Estévez. No se lo pierdan en un esperanzado Dia Internacional de los Derechos Humanos.

Y si no se quieren estar quietos, les propongo dos actuaciones para este fin de semana:

Presionen al gobierno egipcio (de nuevo estos días en los informativos) para que apoye el Tratado contra el Comercio de armas y no vuelva a disparar contra su población perdigones, balas de goma y fuego real.

Si son profesores y quieren trabajar este tema en sus clases, tienen esta recomendable Guía Didáctica:  «Por un tratado a prueba de balas» 

Por cierto ¿conocen la Red de Escuelas por los Derechos Humanos?