La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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El 8 de septiembre se celebra el Día del Cooperante. En el 2006 se instauró este día para reconocer el esfuerzo y la labor de los más de 2564 cooperantes españoles que en el mundo trabajaban a favor de las poblaciones excluidas, la redistribución de la riqueza, el ejercicio de la ciudadanía y la consecución de los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio, suscritos por 189 jefes de estado y de gobierno en esa misma fecha en el año 2000.

Hace unos años junto a Fidel Martin escribimos sendos artículos sobre este tema en la revista Irimia (un ejemplo de compromiso a la que espero poder homenajear algún día).

Ana Amaro. Champerico Guatemala

Coincidía que la Xunta de Galicia acababa de actualizar el Registro de cooperantes gallegos, creado en la legislatura anterior, concluyendo que lo formaban en aquel momento 102 personas (en 2014 son 127): el 63% mujeres, el 67% entre 25 a 35 años. Casi la mitad trabajaban en países del continente americano y otro 26% en África. A muchas de ellas las conocemos gracias a la excelente y exitosa serie de reportajes de Rubén Santamarta en La Voz. De su conocimiento, profesionalidad y honestidad de la  aprendí y sigo aprendiendo.

Les dejo un resumen de lo que escribí entonces. Intentaba reconocer y normalizar la figura del cooperante como persona y profesional, muy lejos del cargante halo de santidad con el que a veces se intentaba revestir, al menos hasta el dramático estallido de esta “burbuja solidaria”. Creo que es importante para volver a coger ánimos en la cooperación al desarrollo. No se si lo consegui. Juzguen ustedes.

¿El día de San Cooperante?

La presencia de gallegas (utilizar el género femenino es obligado) en proyectos en terreno de instituciones públicas, universidades, ONGD, instituciones multilaterales, etc, da cuenta de una elevada profesionalidad y formación previa, destacando el éxito de las iniciativas de formación en la universidad gallega o de los programas de prácticas tanto en terreno como en instituciones públicas de cooperación.

Una riqueza en el volumen de actuaciones realizadas y en los sectores y países donde se trabaja, y una muy interesante experiencia y salida profesional por desgracia desaprovechada desde la gran mayoría de las comunidades autónomas.

La Unión. El Salvador

En muchas ocasiones merece un efectivo homenaje y reconocimiento. Por aquellos profesionales que no se limitan a hacer su trabajo, sino que son una lección de entrega, de superación de adversidades, de esfuerzo continuo por trabajar con y para las personas, de padecer y superar las infinitas dificultades que supone luchar contra la pobreza.

¿Pero un homenaje a toda una profesión?

No tengo duda de que todos conocemos a alguna persona que no se limita a hacer su trabajo, sino que intenta hacerlo lo mejor posible, con un esfuerzo superior al exigido, con principios que trata de seguir con coherencia, con una actitud de servicio continua. ¿por qué no el día de la trabajadora social…? ¿de los y de las cuidadoras de personas dependientes, voluntarios o profesionales? ¿del directivo de empresa? ¿del personal funcionario? … ¿acaso en alguno de ellos la profesionalidad, la competencia profesional o la calidad en su trabajo son opciones que se toman por solidaridad?

Aunque pueda parecer algo blasfemo permítanme decir algo obvio: Ser cooperante es una profesión, libremente escogida y libremente desarrollada, que requiere unas habilidades, una capacidad de trabajo y pienso que una cierta vocación, al igual que en muchas otras. En muchas ocasiones se desarrolla en contextos sociales y políticos complejos… como en tantas otras profesiones. En ella conviven profesionales muy mal pagados y con una elevada precariedad con otros con exagerados sueldos en instituciones multilaterales por ejemplo. En la que hay excelentes profesionales pero también vividores y chapuzas. Como en cualquiera otro sitio. Adiós glamour.

¿Por qué un Día del Cooperante entonces? La Asociación Profesional de Cooperantes contesta con honestidad: porque permite hablar no de ellos mismos, sino de temas que preocupan a la ciudadanía española, porque es un excelente medio para mostrar la situación de pobreza y exclusión en la que se encuentran mas de 1000 millones de personas en el mundo por causas evitables.

Lorena Peillet. Ayabaca. Perú

Un medio, no un fin. Por desgracia, la cooperación es un sector como pocos en el que a veces se confunden estas palabras, en el que aspectos complejos y quizás inabarcables como lucha contra las causas, actuación política, responsabilidad pública…se sustituyen por términos más difusos y un poquito dogmáticos como lucha por la solidaridad, apolítica, representación de la sociedad civil, 0,7 %, marco lógico… y donde a veces nos excedemos queriendo convertir en héroes a los que son personas.

Les confieso que hasta hace una semanas en vez de este párrafo había otros dos en los que lanzándome por una cuesta abajo, reflexionaba sobre la alergia a la autocrítica en el sector, la exaltación de la vanidad, nuestro pecado favorito, la sensación de creernos perdonados de antemano por estar haciendo el bien, la cooperación de sofá (expresión de muchas cooperantes en terreno, por cierto), el despilfarro o la escasa transparencia…pero noticias como la crítica ante las caravanas solidarias, la lucha por la implantación de una tasa sobre las transacciones financieras con destino a programas de desarrollo o la publicación del Censo de cooperantes, me hacen ilusionarme de nuevo.

Me ilusiona reconocer que sí hay héroes, en Galicia y por todo el mundo. Las personas que realizan su labor en silencio, con humildad y desinterés. Entre las cooperantes hay muchas, pero entre las 483 misioneras y misioneros gallegos también. Conviene recordar que a ellas también se dedica oficialmente el día del cooperante.

Teresa Rubido. Chiriaco. Perú

Olvidadas por la iglesia oficial (o mejor “parasitadas”, repitiendo la expresión de muchos y muchas de ellas), cualquiera que haya visitado proyectos de cooperación sabe del esfuerzo sobrehumano por compartir con la gente que sufre su lucha por salir de la pobreza, dejando atrás hace años un papel evangelizador y compartiendo cada vez mas principios (y a veces incoherencias) de la cooperación. Por eso es conviene felicitar al gobierno gallego por incluir a misioneros y misioneras en el Registro gallego de cooperantes, invitando quizás a avanzar en el que es uno de los principales valores de la cooperación, el de pelear por lo que une y no por lo que separa.

@xosecuns