La palabra crisis no era la más popular del diccionario. Dormitaba tranquila junto a otras muchas palabras de uso común. Salía de su sitio, entre crisantemo y crisma, para significar una mala racha en un matrimonio, para un disco de Supertramp, o para cuando el Madrid pierde tres partidos seguidos. Ahora que constantemente la mascullamos, entre dientes y como un mantra. Ahora que la usamos como principio y fin de todas las cosas, además de como cínica excusa para todo tipo de dejaciones y tropelías con forma de ere. Ahora que la hemos invocado, la palabra crisis, que estaba muy tranquilita, reclama sus propias imágenes. Rastreo su presencia en las carpetas de mis compañeros buscando esas estampas icónicas con las que fotógrafos como Dorothea Lange retrataron la gran depresión de 1929. Ayer me encontré con esta de Martina Miser. Pertenece al cierre de Cedonosa, empresa fabricante de gres para la construcción, con más de treinta años de historia en Catoira. No será la última.
Terrible la foto y perfecto tu comentario.
La crisis es sobre todo un drama humano que comenzamos a vislumbrar en nuestras cabezas, pero me temo que todavía no somos realmente conscientes de el.
En la imagen queda bien reflejada como todo un proyecto de vida queda bruscamente paralizado con todas las consecuencias que ello trae…