La Voz de Galicia
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El único retrato de Domingo Fontán, pintado por Esquivel y que pertenece a la Universidad de Santiago de Compostela

El matemático, cartógrafo, geógrafo, político y empresario Domingo Fontán Rodríguez fue la persona que mejor conoció a Galicia en su tiempo. Y también fue reconocido por ella: durante los 17 años que se dedicó a recorrer los rincones de su tierra, el geógrafo era visto como una mezcla de peregrino y sacerdote, un sabio señor del siglo XIX que, a pie o a caballo y siempre de capa negra, era recibido con reverencia en los sitios por donde pasaba.

Fontán fue el cartógrafo español más importante de su tiempo y el pionero en la utilización del metro en España: usó el sistema en Galicia a partir de 1817, aunque la medida no fuera oficializada en el resto del Estado hasta 1849. Hay puntos de la provincia de Ourense cuya principal fuente de información cartográfica un siglo después, en la década de 1950, todavía era su mapa, grabado en 1845. Aún así, Fontán sigue siendo un desconocido para la mayoría de los gallegos.

Domingo Fontán nació el 17 de abril de 1788 en Porta do Conde, parroquia de Santa Maria de Portas, en Pontevedra. Formó parte de una generación que llegó a la adolescencia durante la Guerra de la Independencia y a la edad adulta durante el gobierno absolutista de Fernando VII. Fueron días catastróficos para la ciencia española.

A pesar de todo, «hijo de padres de no escasa fortuna y sobrino de dos tíos eclesiásticos», como él mismo definiría, logró completar su formación. Aprendió a leer y a escribir en Noia y ya a los 12 años estudiaba Filosofía en la Universidad de Santiago. A los 14, recibió el título de bachiller. Fue alumno de José Rodríguez González, «el Matemático de Bermés», el gran impulsor de su triangulación de Galicia.

Fontán daba importancia extrema al conocimiento del territorio: en 1829, al recibir de la corona el encargo de proyectar las nuevas carreteras gallegas, protestó, diciendo que «esto mal podría hacerse sin que la carta de todo este reino estuviese concluida». El encargo retrasó su mapa tres años.

Entre 1837 y 1841, Fontán fue elegido diputado a las Cortes por A Coruña, Pontevedra y Ourense. Defendía su tierra en muchos de sus discursos. «Si quieren, les diré uno por uno todos los pueblos de Galicia y los consumos que tiene cada uno”, dijo, en la sesión de 16 de mayo de 1838. Solía decir que conocía “los 3.600 curatos y cinco catedrales” y haber “recorrido más de 10.000 pueblos, escuchando las quejas» de la población.

El topógrafo nunca dejó de trabajar en el campo, incluso en sus días de empresario (fue propietario de una de las primeras fábricas de papel de Galicia, en Lousame) o en la vejez (en sus cuadernos hay apuntes de 1860, cuando tenía 72 años). Sus últimos años de vida fueron dedicados a defender el ferrocarril y llegó a ganar una concurrencia para construirlo. Pero problemas de salud lo llevaron a desistir del plan. El 24 de octubre de 1866, el cartógrafo murió de una cistitis en Baños de Cuntis.

En 1988, tras más de un siglo olvidadas en un cajón del cementerio de Santiago, sus cenizas fueron trasladadas al Panteón de Galegos Ilustres en San Domingos de Bonaval, donde están enterradas al lado del túmulo de Rosalía de Castro.