De un texto de Juan Gracia Armendáriz en Buensalvaje sobre las colosales peleas entre Frazier y Alí llego a otro de Joyce Carol Oates sobre la relación entre boxeo y poesía y, de ahí, salto a un revelador párrafo de Emily Dickinson (cortesía de La escuela de los domingos):
Si leo un libro y se me enfría tanto el cuerpo que ningún fuego puede calentarme sé que eso es poesía. Si tengo la sensación de que se me vuela la tapa de lo sesos, sé que eso es poesía. Son para mí las únicas maneras de saberlo. ¿Existe alguna otra manera?
Por ese tipo de cosas, amigos, todavía leemos y escribimos poesía a estas alturas de la partida.