La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
Seleccionar página

En España cuando alguien se proclama liberal es como para echarse a temblar, porque salvo honrosas excepciones bajo esa hermosa e histórica palabra se agazapan ejemplares de la más rancia derechona (por ejemplo, esa Esperanza Aguirre que, presumiendo de liberal, mantiene con respiración asistida y gotero público una cadena como Telemadrid).

Ahora que arrecia la crisis los directivos de la Confederación de Empresarios (CEOE), o sea, los mismos tipos que nos han dado la murga durante años con su defensa a ultranza del liberalismo, nos dicen que, bueno, hombre, que tampoco hay que ser tan estrictos, que con la que está cayendo merece la pena hacer una pequeña pausa en la libertad de mercado y permitir que el Estado intervenga, solamente un poquito, pero para salvar las empresas y los empleos, vamos, que tampoco está tan mal ese clásico de nacionalizar las pérdidas y privatizar los beneficios.

Sólo para hacer memoria anoto aquí la definición de liberal que recoge el DRAE: «Partidario de la libertad individual y social en lo político y de la iniciativa privada en lo político».