La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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Hoy, 16 de junio del 2008, se celebra en Dublín el Bloomsday, jornada bautizada así en honor de Leopold Bloom, protagonista, junto al inquieto Stephen Dedalus, de la novela de novelas, de la gran narración de todos los tiempos: Ulises, de James Joyce. El Bloomsday, que se conmemora desde 1954 en las hermosas aunque grises calles de Dublín, alude al 16 de junio de 1904, día en el que Joyce sitúa la acción de Ulises. Turistas y lugareños recorren los escenarios de la novela, incluidos pubs y todo tipo de garitos, mientras leen fragmentos de la obra y despachan unas cuantas cervezas negras a la salud de Bloom y Dedalus. Quién pudiera acercarse hoy al pub Davy Byrne’s, en el 21 de Duke Street, a degustar la espuma amarga de una stout a la luz de las palabras de Joyce.

Ahora, que arrecian los navajazos contra los irlandeses porque han decidido votar en un referendo lo contrario de lo que querían los políticos (¿para qué se convocan estas consultas si solamente sirve una de las respuestas?, ¿para qué se pregunta a los ciudadanos si luego da igual lo que digan porque se van a hacer una serie de arreglitos para seguir adelante con el tratado que han rechazado?), conviene recordar lo que hacían en Irlanda antes de los fondos de cohesión. Porque a Joyce, creo, no se lo inventaron las subvenciones de la Unión Europea.

Y como aquí ya se habló en otra ocasión del inicio de Ulises, remato con el final de la inmensa novela, un pedazo del célebre monólogo de Molly Bloom:

«[…] y Gibraltar de niña donde yo era una Flor de la montaña sí cuando me ponía la rosa en el pelo como las chicas andaluzas o me pongo una rosa roja sí y cómo me besó al pie de la muralla mora y yo pensé bueno igual da él que otro y luego le pedí con los ojos que lo volviera a pedir sí y entonces me pidió si quería yo decir sí mi flor de la montaña y primero le rodeé con los brazos sí y le atraje encima de mí para que él me pudiera sentir los pechos todos perfume sí y el corazón le corría como un loco y sí dije sí quiero Sí». (Triestre-Zúrich-París, 1914-1921)