La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Los alumnos de los colegios públicos comen de bocata. Y no por ser un día de fiesta o de excursión. La explicación es más simple: no había un can. La Xunta se ha retrasado varias meses en pagar los comedores escolares. Puede ser que la recesión ahogue al Ejecutivo autonómico, pero también es cierto que no tiene en sus prioridades  la enseñanza pública. Y no es admisible que dé consignas ridículas. Pedir a los proveedores que fíen aún más tiempo (tres meses) cuando su Gobierno prometió puntualidad en los pagos es, cuando menos, paradójico.

Situación lamentable, preocupante, la de este país envejecido y pobre (que a nadie se le olvide), que llega con retraso a todos los ciclos económicos y aún no se da cuenta de lo importante que es la educación y la formación. Parece absurdo que el muy presidencialista presidente Feijoo trate de echar balones fuera diciendo que el bipartito hizo lo mismo: él iba a arreglar todos los males de Galicia con austeridad, rigor y eficacia.

En estos tiempos que corren, muchos padres culpan al profesor, al tiempo o a la televisión de los suspensos de sus hijos. ¿Y cuándo suspende el Gobierno? ¿La culpa también es de la oposición? Quizá el padre -el sólido Feijoo- debería mover ficha y, como apunta César Casal en su artículo de hoy, saciar su sed de ceses. Pero no, la culpa es de los otros. ¿Siempre lo será?