La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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El Instituto Nobel de Noruega ha tomado la decisión más sorprendente de los últimos años: le ha dado el galardón de la paz a Barack Obama. El presidente de Estados Unidos ha sido premiado por «reforzar la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos».

Es cierto que desde su triunfo ha proclamado el multilateralismo como principio básico en las relaciones internacionales. Y que su discurso es diametralmente opuesto al de la muy denostada y poco dialogante administración Bush. Pero este premio parece algo precipitado. Hay que recordar que Estados Unidos aún sigue enfangado en dos conflictos que parecen persistentes: Irak y Afganistán. Y que Obama lleva poco tiempo en el poder. ¿Qué recompensa? ¿Buenas intenciones o políticas con éxito? Para eso también habrían podido darle el premio a Zapatero, adalid de la buenrrollista Alianza de Civilizaciones.

De cualquier manera, no es el Premio Nobel más extraño de la historia. Para ello solo hay que echar un vistazo a la lista de galardonados que tiene la Wikipedia. En ella figuran personajes tan controvertidos como Henry Kissinger, escritor del clásico Diplomacia, artífice de la política exterior de Estados Unidos en los 70 y probable auspiciador del golpe contra Allende en Chile.