La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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El PP de Silleda se ha decidido. Ha presentado una moción de censura contra la alcaldesa socialista, Paula Fernández, que gobierna con 3 concejales una corporación de 13. Lo ha hecho con el concurso de dos concejales no adscritos que formaron parte del Ejecutivo hasta febrero y que formaron parte de las listas del PSdeG en el 2007 como independientes: Javier Cuiña y Ofelia Rey.

Esta última se perfila como la futura alcaldesa. Y reabre un sempiterno debate sobre el transfuguismo: ¿a quién debe pertenecer el escaño o el acta? Según la ley, a los diputados o concejales. Pero estos resultan elegidos dentro de una lista cerrada y bloqueada, cuya campaña paga el partido. Otra pregunta no resuelta: ¿es malo? Puede ser. ¿Son malas las mociones de censura? Pues no en sí mismas.

Deberían ser los partidos los primeros interesados en que no hubiera transfuguismo. ¿O no? Han firmado un pacto para no gobernar con tránsfugas, pero lo incumplen con frecuencia. En Galicia sobre todo el PP.

De nada vale suspender la militancia, expulsar o fomentar que los firmantes de una iniciativa similar se den de baja. Casi siempre se mantienen en la órbita de su formación original. Y con el tiempo suelen acabar regresando cuando la polémica y el escándalo pierden intensidad. Estamos en un curso político sin exámenes finales. No hay elecciones hasta el 2011. Veremos entonces cuantos retornos de hijos pródigos se producen en el partido de la gaviota.