La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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El PP juega fuerte para tratar de frenar el desgaste que pueden provocar varios frentes judiciales abiertos contra ciertos militantes y cargos por supuesta corrupción. Acusa al Gobierno de escuchas ilegales y de someter a su formación a una «inquisición». Ojo,  ya no solo lo dice María Dolores de Cospedal, sino que lo refrenda Rajoy. Es una ofensiva en toda regla y en pleno agosto.

La escalada de tensión ha tenido respuesta por parte de Rubalcaba. El ministro del Interior considera las acusaciones de espionaje una infamia gravísima. Más allá del calificativo, parece más interesante el siguiente argumento: «Si el PP tuviese pruebas, habría ido corriendo al juzgado».

¿Y ha ido? Pues sí. Ha puesto tres denuncias. Pero en relación con el caso Gurtel y otros procesos (en Mallorca y Canarias). Y relacionadas, al menos en el primer caso, con filtraciones a la prensa.

Se me ocurren varias preguntas:

  • ¿Tiene futuro esta teoría de la conspiración o será una serpiente de verano?
  • ¿Va por buen camino el PP con estas graves acusaciones que implican al Gobierno, la Fiscalía y a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado?
  • ¿No se habrán dado cuenta que meter a Trillo en este tipo de asuntos les quita autoridad?
  • ¿Aparecerán las pruebas del espionaje?
  • ¿Es habitual el espionaje entre partidos en España?
  • ¿Se puede llegar a la Moncloa jugando solo para la propia parroquia?
  • Con una nueva teoría de la conspiración, ¿no corren el riesgo de espantar posibles nuevos votantes?