La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Llamazares ha caído, víctima del «tsunami bipartidista», de sus numerosos errores, de la vacuidad de una campaña efectista, y de las hondas fisuras y contradicciones internas de Izquierda Unida.

Hagamos historia. El sistema electoral español, por la magnitud de las circunscripciones, castiga siempre a la tercera fuerza. Pero eso ya pasaba en 1996, última cita electoral en que «el califá» Julio Anguita fue candidato. Entonces IU logró 2.639.774 votos y 21 escaños. Doce años después, Gaspar Llamazares ha conseguido 963.040 papeletas y 2 diputados. Empeora su resultado del 2004. Entonces logró 1.284.081 votos y cinco actas. ¿A qué se debe este declive?

  1. Tras aceptar que formaban parte del sistema, la mayoría de partidos ex comunistas en Europa han sufrido una grave crisis de identidad y se han quedado, salvo casos contados como Italia, sin espacio electoral.
  2. Julio Anguita intentó una jugada maestra en los 90: sobrepasar al PSOE de Felipe González como primer partido de la izquierda. Para lograr este objetivo, practicó una pinza con el PP que dio resultados a corto plazo, pero desgastó a la coalición a la larga.
  3. IU no supo plantar fuertes cimientos en la sociedad cuando estaba sobre la ola buena. La mayor parte de los artistas que apoyaron a ZP en estos comicios, como Joaquín Sabina, eran tradicionales simpatizantes de la coalición.
  4. Lo mismo pasó en el entorno universitario. Por ejemplo, en la USC de mediados de los 90, IU cotizaba al alza, numerosos profesores (muchos hoy son asesores de Touriño) y estudiantes figuraban en su órbita, pero la ortodoxia impulsada por el PCE (partido hegemónico) no dejaba mucho lugar a la renovación desde abajo. Esa masa se perdió.
  5. Bajo Anguita, emigraron muchos rostros reconocibles, como Cristina Almeida o Diego López Garrido, hoy portavoz del PSOE en el Congreso.
  6. A Llamazares, que peleó para conseguir un guiñol, le falta carisma para atraer nuevos votantes. Bajo su dirección, IU ha desaparecido como fuerza reconocible en muchas comunidades autónomas. Y guste o no, los escaños se reparten en las provincias.
  7. IU ha hecho pocas propuestas concretas de alcance que pudieran diferenciarlo del PSOE. Su apoyo a Zapatero, en la última legislatura, aunque coherente, no le ha permitido recibir ningún voto de castigo contra la gestión socialista.