La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
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2B0785F900000578-3182740-image-a-14_1438493809929La semana pasada por la noche tuve la oportunidad de asistir al magnífico espectáculo organizado en Manhattan por los promotores del documental de Discovery Channel, “Racing Extinction”, proyectando sobre el majestuoso “Empire State Building” imágenes de animales en peligro de extinción, incluido el tristemente famoso “Cecil”, el león más querido de Zimbabue, recientemente cazado por un dentista norteamericano. Si ya de por sí la noche en Manhattan cobra una particular belleza con el resplandor de las millones de luces de sus rascacielos y reclamos publicitarios, las fotografías de animales en unos de las más emblemáticos edificios de la “Big Apple” resultaba particularmente espectacular en su “sky line”.

Pero se me dirá, ¿no es acaso un derroche de energía tanta iluminación o, también, tanta “contaminación lumínica” (“light pollution” en terminología inglesa). En parte si, pienso que si lo es, pero, por otra parte, sorprende comprobar “in situ” que el mismo “Empire State Building” –cuya azotea es una de las máximas atracciones turística de New York-, con sus 84 años de historia, también quiere reinventarse en lo que se refiere a la sostenibilidad de su consumo energético. En efecto, cuando he tenido la oportunidad de visitarlo con unos amigos, a la entrada y en su información disponible en internet, te presentan su programa de “optimización energética” (“sustainability & energy efficiency”), implantado en 2008, que ha logrado reducir en un 38% su consumo energético con ahorro de casi 4,5 millones de dólares. Además el proyecto se propone, a largo plazo, constituir un modelo de reducción de CO2 para los edificios de sus características. Justo en estos días acabo de recibir un artículo de la Profesora de la Universidad Carlos III, Teresa PAREJO, publicado recientemente en una prestigiosa revista universitaria norteamericana, sobre la importancia de las medidas legales de ahorro energético –en Estados Unidos y en la Unión Europea- para los edificios existentes y su relevante contribución a las medidas contra el cambio climático y la emisión de gases de efecto invernadero.

En la "High Line"

En la «High Line»

Por supuesto que los nuevos edificios que se están construyendo en la actualidad siguen los avanzados standards de “construcción sostenible”. Es el caso del nuevo “One World Trade Center”, erigido cerca de donde estuvieron las “Torres Gemelas” en el “Bajo Manhattan”. Con sus 541 metros (1.776 pies, como símbolo de la Independencia) es el edificio más alto de Norteamérica y la séptima estructura más elevada del mundo. Fue inaugurado el pasado 4 de noviembre de 2014. Presume de ser el más avanzado edificio en cuanto a la sostenibilidad ambiental, con la etiqueta energética “Leed Gold”, con sistemas de refrigeración que utilizan en agua de lluvia reciclada, con un rendimiento energético que supera en un 20% los requisitos exigidos por la normativa, y un largo etcétera.

También es un motivo de orgullo ambiental y renovación urbanística para esta ciudad la llamada “The High Line”, al sur de Manhattan, en la zona occidental en torno al “Meatpacking District y Chelsea”. Se trata de un nuevo espacio verde inaugurado en 2009 sobre lo que fue la zona más depauperada de la ciudad y siguiendo la línea ferroviaria –para el transporte de mercancías- construida en los años treinta del siglo XX y luego abandonada en la década de los años ochenta. Es interesante saber que esta proyecto surgió de la iniciativa ciudadana con la creación del “Comité” de “Friends of the High Line” con el fin de salvaguardar este patrimonio de la arqueología industrial y su transformación en un espacio recreativo verde. Además de haberse convertido en uno de los más importantes referentes ecológicos de la ciudad y de ser una de las zonas más visitadas por los turistas, sorprende comprobar que en su entorno –que se prolonga desde la West 10 Street hasta West 34 Street- se está revitalizando con nuevas áreas comerciales, museos, espacios residenciales, etc.

pr257-onenyc-logoCon ideas similares y ambiciosos objetivos se ha diseñado el nuevo Plan de Sostenibilidad de la “Gran Manzana”, que bajo el título “One New York: The Plan for a Strong and Just City” (OneNYC) fue presentado, como ya vimos, por su Alcalde el pasado mes de marzo. Un plan que se planteó a partir de amplia consulta a los ciudadanos neoyorkinos -sobre “qué tipo de ciudad queremos transmitir a nuestros hijos y para las generaciones venideras”- y que es como una “hoja de ruta” para entrar satisfactoriamente en su quinto siglo de historia y lograr situar a la ciudad de New York como una urbe líder a nivel mundial. El “OneNYC” aborda la sostenibilidad en sus diferentes aspectos: el crecimiento económico, la sostenibilidad ambiental y las cuestiones de equidad de sus residentes. También se preocupa de afrontar los riesgos y desafíos a los que está sometida en el futuro –como el relativo al cambio climático- con un plan de resiliencia.

Sobre la bases de planes anteriores la Administración del Alcalde BLASIO pretende con su “plan integral” afrontar proyectos tan diferentes como la promoción de vivienda asequibles y guarderías para las clases desfavorecidas, la reducción de los accidentes de tráfico, la lucha contra el cambio climático y la reducción de los gases de efecto invernadero, la protección de las poblaciones costeras, el desarrollo económico y otros muchos programas específicos (por ejemplo, con relación al Bronx que es el barrio más pobre de la ciudad).

Por lo que se refiere a su faceta ambiental “Nuestra ciudad sostenible”, el Plan “OneNYC” pretende convertir a la ciudad de New York en la “ciudad más sostenible del mundo y un líder global en la lucha contra el cambio climático”. Así, entre sus objetivos más ambiciosos está el de reducir los gases de efecto invernadero en un 80% -respecto de 2005- para el año 2050 (“80 X 50”) y la meta “Basura Cero”, es decir, un plan de acción global para eliminar los vertederos en 2030 a través de diferentes medidas de reducir los residuos y convertirlos en “subproductos” susceptibles de recuperación, reutilización, reciclaje, etc. También se contemplan otros programas para mejorar la calidad del ambiente atmosférico hasta el 2030, la rehabilitación de los suelos contaminados, la creación de nuevos parques y zonas verdes, la mejora de los servicios de abastecimiento de agua y la mitigación de las inundaciones, etc.one-new-york-cover-onenyc

Pese a ser la “ciudad que nunca duerme” New York sueña con un futuro más próximo y sostenible que incluye a las personas que lo habitan. Esta megapolis constituye uno de los más importantes referentes en el reto de las “eco-ciudades”. El mismo Romano Pontífice, en su reciente Encíclica “Laudatio Si” –en la que se recogen muchas referencias a las ciudades- aborda el problema del “crecimiento desmedido y desordenado de muchas ciudades” que “se han hecho insalubres para vivir, debido no solamente a la contaminación originada por las emisiones tóxicas, sino también al caos urbano, a los problemas del transporte y a la contaminación visual y acústica. Muchas ciudades son grandes estructuras ineficientes que gastan energía y agua en exceso” (n. 44). Y, por tal motivo, aboga por “cuidar los lugares comunes, los marcos visuales y los hitos urbanos que acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo, nuestro sentimiento de «estar en casa» dentro de la ciudad que nos contiene y nos une. Es importante que las diferentes partes de una ciudad estén bien integradas y que los habitantes puedan tener una visión de conjunto, en lugar de encerrarse en un barrio privándose de vivir la ciudad entera como un espacio propio compartido con los demás. Toda intervención en el paisaje urbano o rural debería considerar cómo los distintos elementos del lugar conforman un todo que es percibido por los habitantes como un cuadro coherente con su riqueza de significados” (n. 151).