La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
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Con una tasa de desempleo de cerca del 23% de la población activa de nuestro país (unos 5.275.000 desempleados)  -que en el caso de los jóvenes se acerca al 50%- hablar de empleo, de nuevos yacimientos de empleo, resulta al menos esperanzador. En efecto, en el nuevo Informe monográfico que acaba de ser presentado por el Observatorio de Sostenibilidad en España (OSE) sobre “Retos para la sosteinibilidad: camino a Rio+20. Economía verde y refuerzo institucional para el desarrollo sostenible”, se recogen muy interesantes reflexiones sobre los nuevos desafíos que tiene por delante la próxima Cumbre mundial en Río de Janeiro, en el marco de la actual crisis sistémica y el cambio global al que está avocado nuestro Planeta. Los autores del Informe no dudan de que la salida a la crisis ha de producirse mediante “una transición hacia la sostenibilidad a través de una economía verde y una nueva gobernanza”.

Esta nueva economía verde del desarrollo sostenible tiene por objeto el cambio de modelo productivo caracterizado por la promoción de la ecoeficiencia, por la desmaterialización de la economía, por el cambio del modelo energético en lo que se viene llamando “economía hipocarbónica”. Y manifestaciones concretas de este nuevo paradigma económico, se habla del transporte y movilidad sostenibles, de la gestión sostenible de los recursos naturales, del turismo ecológico, de las “ciudades inteligentes”, del consumo sostenible… Y al final todo esto va a traer consigo nuevas oportunidades de puestos de trabajo que requieren los nuevos sectores productivos.

En realidad, el Informe de la OSE viene a recoger las conclusiones del ya presentada en 2010, bajo el título “Empleo verde en una economía sostenible”. En este informe se concluía que –en aquel momento- el empleo en el sector ambiental en España representaba un 2,62% de la población ocupada. En concreto, el 20,6% del total de los empleos verdes se concentraba en el sector de las energías  renovables, en el que se ocupaban 109.368 puestos de trabajo, cifra que sólo era superada por el sector dedicado a la gestión y tratamiento de residuos, con 140.343 puestos de trabajo. Allí se decía que “estas cifras se incrementarán en los próximos años con el marco normativo existente, que empuja hacia un nuevo modelo energético”.

Según el PNUMA y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (cfr. su Informe “Empleos verdes: hacia un trabajo decente en un mundo sostenible con bajas emisiones de carbono” de 2011), los empleos verdes son a aquellos que reducen el impacto ambiental de empresas y sectores económicos, a niveles que sean sostenibles. Esta definición abarca el trabajo en agricultura, industria, servicios y administración que contribuye a preservar o restablecer la calidad del medio ambiente. A título de ejemplo, dichos organismos, se calcula que en 2030 serán más de 20.000.000 empleos los que generarán las energías renovables (en la Unión Europea se podrían crear cerca de 3 millones de puestos de trabajo en 2020 si se cumplen los objetivos de las energías renovables (el 20% en 2020). No obstante, son todavía muchos los desafíos pendientes para impulsar las condiciones para la creación de esta modalidad de empleo (falta de personal cualificado, puesta en marcha de estrategias de formación, identificación de las habilidades necesarias, etc.).

En el ya citado informe de la OSE de 2010, se hacía un estudio del incremento de empleo en algunos sectores como la ecoindustria, las energías renovables, la edificación sostenible, el turismo ecológicos, la agricultura ecológica y el transporte sostenible. Quizá aquellas optimistas previsiones (que hablaban de más de un millón de empleos verdes) haya que rebajarlas considerablemente pues, desde entonces, la situación económica ha seguido empeorando.

No obstante, ¡ojalá en Río de Janeiro cunda esta filosofía! “En todo caso, en la generación de nuevos puestos de trabajo en sectores emergentes en la reconversión de empleos en sectores tradicionales con criterios ambientales –acaba concluyendo el recinte Informe de la OSE- queda bien patente la importancia de mejorar la eficiencia en la utilización de los recursos, promover un consumo y unos modelos de producción sostenibles, hacer frente al cambio climático, proteger la biodiversidad, luchar contra la desertización, reducir la contaminación, y utilizar y gestionar los recursos naturales y los ecosistemas de un modo sostenible y socialmente responsable, y hacerlo en general, mediante la cooperación a escala mundial en sectores clave como el agua, los alimentos y la agricultura, la pesca, los bosques, la energía, el medio ambiente marino y los productos químicos, así como en ámbitos relativos a la gestión sostenible y la recuperación de los recursos naturales y los servicios ecosistémicos, a lo que hay que añadir la importancia de las ciudades y del sector de la construcción, especialmente la rehabilitación de viviendas y la movilidad sostenible, así como los nuevos sistemas de desarrollo de la industria a través de la ecología industrial y el decisivo papel catalizador de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación”. Confiamos en que nuestras jóvenes generaciones encuentren aquí buena parte de sus legítimas aspiraciones profesionales. ¡Cuanto antes!