La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
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Un año más –desde 2001- celebramos hoy el Día Internacional de la Biodiversidad de Naciones Unidas, un hito para destacar la inmensa diversidad biológica del Planeta, tanto por lo que se refiere a ecosistemas (unidad compuesta de organismos vivos interdependientes que comparten un mismo hábitat), especies y recursos genéticos. Sólo por lo que se refiere a las especies sólo conocemos un millón y medio (más de la mitad son insectos) de las, entre cinco y quince millones, que se calcula pueblan la Tierra. Sin embargo, sobre este riquísimo patrimonio común de la humanidad se ciernen diversas amenazas (pérdida, fragmentación o cambio de los hábitats; sobreexplotación de especies; contaminación de los recursos naturales; difusión de especies o genes invasores y los efectos del cambio climático). Hasta el punto de que, desde unos años a esta parte, se habla de que asistimos a la sexta extinción.

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Además este año 2010, Naciones Unidas lo ha declarado Año Internacional de la Biodiversidad para promover una campaña mundial de sensibilización en todo el mundo sobre la protección de la diversidad biológica para que por parte de los Gobiernos, instituciones públicas y privadas, ONGs, empresas y ciudadanos pongan en marcha iniciativas para concienciar a la opinión pública mundial sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad, sobre su valor económico y para reducir su pérdida.

El 5 de junio de 1992 se firmó en Río de Janeiro –durante la Cumbre de la Tierra sobre Medio Ambiente y Desarrollo– el Convenio sobre Diversidad Biológica que han firmado casi todos los países del mundo (193 partes) y que entró en vigor en diciembre de 1993. El Convenio reconoce, por primera vez, que la conservación de la diversidad biológica es una preocupación común para la humanidad y forma parte del proceso de desarrollo; abarca todos los ecosistemas, especies y recursos genéticos, a los que define como todo material biológico de origen animal, vegetal o microbiano, de valor real o potencial, que contenga unidades funcionales de la herencia; establece nexos entre las medidas tradicionales de conservación y la meta económica de utilizar de forma sostenible los recursos biológicos; sienta principios para la distribución justa y equitativa de los beneficios resultantes de la utilización de recursos genéticos, en particular, cuando se destinan a usos comerciales. Y aborda, asimismo, el desarrollo y la transferencia de tecnologías, la distribución de beneficios y la seguridad de la biotecnología.

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En la Union Europa también preocupa la preservación de nuestra biodiversidad aunque, según los últimos informes de la Comisión Europea, los resultados del Plan de Acción aprobado en 2006 para este fin no han conseguido sus objetivos con el fin de “detener la pérdida de biodiversidad para 2010” y ahora se trabaja en nuevos objetivos que se proyectan hasta el 2020 e incluso el 2050. Y, desde luego, la “joya de la Corona” del patrimonio natural europeo que se encuentra representado por la Red Natura 2000, padece un retraso considerable en la aplicación de las medidas de protección previstas por la famosa Directiva de Hábitats de 1992. Y en España, donde tenemos, nada más y nada menos, que el 54% de las especies de fauna y flora de la Unión Europea (85.000 especies de las que 8.000 son plantas, 15.000 hongos, 50.000 son invertabrados y 635 vertebrados), las cosas no marchan mucho mejor que en el resto de Europa.

El 12 de marzo de 2010 fallecía en Valladolid Miguel DELIBES, una de las más importantes figuras de la literatura española del siglo XX. miguel_delibes1El genial novelista vallisoletano es a mi juicio uno de los autores literarios que más se ha comprometido con la defensa de la naturaleza y que nos ha dejado –en muchas de sus novelas- bellísimas descripciones del mundo rural y de la vida salvaje. Además de sus escritos literarios el académico de la lengua –que además se ha caracterizado por su defensa de la vida humana- ha publicado varios ensayos que constituyen verdaderas cartas programáticas de lo que es un compromiso con la protección del medio ambiente. Recomiendo especialmente su obra La naturaleza amenazada (Ediciones Destino, Barcelona, 1976) que recoge, entre otros escritos, su discurso de ingreso en la Real Academia en mayo de 1975, que después fue publicado separadamente bajo el expresivo título Un mundo que agoniza. También, es un ejemplo de preocupación ambiental su obra dialogada –con su hijo Miguel DELIBES DE CASTRO- con el título La Tierra herida. ¿Qué mundo heredarán nuestros hijos? (Planeta, Barcelona, 2007).la-tierra-herida-delibes2

El destino ha querido hacer coincidir el Año Internacional de la Biodiversidad con la muerte de nuestro querido académico ecologista. Pero su empeño en la defensa de la biodiversidad sigue muy vivo en muchos de nosotros. Como estas palabras suyas que son el mejor homenaje que le podemos dedicar en este día tan señalado: “Mientras el respeto a los delicadísimos mecanismos ecológicos no sea una actitud desinteresada y general, apenas adelantaremos un paso. En este juego participamos todos, pero nadie debe reservarse el derecho de hacer trampas. Nuestro Planeta se salvará entero o se hundirá entero” (Del discurso de ingreso en la Real Academia, el 25 de mayo de 1975).