La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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El tema de la música local empieza a ser como lo de La 2: todo el mundo la considera necesaria, pero pocos la respaldan de verdad. Parece que otorga una imagen favorable eso de levantar la voz en favor de las bandas que se curten en los garajes. Hacemos un poco de ruido en el Facebook, sacamos pecho patriótico en plan “en Madrid fliparían con lo que se hace aquí”, le echamos la culpa al Ayuntamiento… y nos quedamos en casa cuando esas bandas tocan en directo. Sí, así de contradictorio.

La semana pasada se produjo una prueba evidente de ello en A Coruña. Se celebró el Nororeste Pop Rock, un clásico entre clásicos en el festivaleo gallego. Siguiendo la línea de los últimos años, se reservaron dos plazas por día para grupos de la comunidad con un caché bastante razonable (1.500 euros al primero del día y 2.000 para el segundo). Al festival acudieron cada jornada miles de personas (25.000, según el Ayuntamiento), pero a la primera hora bastantes menos.

El sábado, cuando Doctor Gringo calentaban la jornada poco antes de las nueve de la noche con su rock n’ roll clásico de estupenda factura habría, a ojo, unas 200 personas. Se puede comprobar en la imagen que acompaña estas líneas tomada a mitad de concierto. Poco después, ya con Moondogs Blues Party en escena, 250. El día anterior arrancó igual con Sabdios y solo los Younger Boys superaron el millar. Dicen que era temprano y puede ser. Pero mucho más temprano arranca el Festival de Benicasim o el Primavera Sound y los grupos no tienen que enfrentarse a una estampa así (de triste y de injusta).

En esos festivales hay entrada. El Noroeste Pop Rock era gratis. Va a ser que, al final, todo es barullo de bar amplificado por las redes sociales. Y que la música gallega a ese nivel importa un pito a la mayoría de los que braman en Internet defendiéndola.