La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
Seleccionar página

santiDe nuevo la mente viaja al Santirock 2000. Si la confirmación de la actuación de Yo La tengo en la sala Capitol de Santiago hace unos días trasladó a muchos aficionados a su excepcional concierto en ese festival, la noticia de la posible visita de Sonic Youth este verano al Coliseum coruñés obliga a hacer idéntico recorrido sentimental. Las dos fueron de esas actuaciones que se quedaron instaladas de por vida en la memoria colectiva, formando ya parte de la particular mitología de los directos de rock en Galicia. Se impone un pequeño clic en la nostalgia

Todo ocurrió la tercera jornada del festival que se celebró en el Monte do Gozo de Santiago el 13, 14 y 15 de julio del 2000. Tras los pases de Iggy Pop, Skun Annasie o Asian Dub Foundation en los días previos, el último del evento albergaba un cartel de auténtico ensueño con Yo La tengo, Manta Ray, Teenage Fanclub, Ocean Colour Scene y Sonic Youth. En una especie de dialéctica entre los hijos de los Beatles (Teenage Fanclub, Ocean Colour Scene) y los de la Velvet Undeground (Sonic Youth, Manta Ray y Yo La tengo) ganaron de largo los segundos, pese al sinsentido de situar a Ocean Colour Scene como supuesto grupo estrella. Venían como grandes iconos del brit-pop, vale, y eran entonces un grupo muy popular que arrastraba al público. Pero, de ahí a colocarlos en una ubicación más privilegiada en el cartel que Sonic Youth, había un trecho que, por respeto y coherencia, nunca se debería haber recorrido. Lo cierto es que la escena recordaba a cuando U2 pretendían llevar de teloneros a The Velvet Undergound.

Lo del éxito de Yo La Tengo se preveía. Llegaban entonces con plenitud de facultades con un gran disco, And Then Nothing Turned Itself Inside-Out. Y tomaron una senda bastante arriesgada para una actuación de festival: tirar por el lado más reposado y plácido de su repertorio bajo un cielo amenazante de tormenta. No importó, a los pocos minutos ya tenían a los corazones de los asistentes en sintonía con su maravillosa música. Para la historia quedará siempre aquel maravilloso You Can’ t Have It All en el que Ira, Georgia y James homenajearon a las Supremes con una coreografía tan hilarante como encantadora. Muchos brit-poppers los conocieron (y se enamoraron de ellos) ese día.

sonic-youthSonic Youth lo tenían mucho más difícil. El disco que les precedía, NYC Ghost & Flowers, había sido un paso en falso de su inmaculada trayectoria. Como ejemplo, sirva decir que el codirector del Ruta 66 Ignacio Juliá, fan encendido de la banda, finalizó en su día la crítica de este con un “Ni de Sonic Youth te puedes fiar hoy en día” que hablaba a las claras. Y, en efecto, muchos no se fiaban. El disco no era el mejor material posible y lo ocurrido su anterior visita a España con la presentación del disco A Thousand Leaves no invitaba al optimismo: los neoyorquinos lo habían repasado casi íntegro en el Fib con una sola concesión a su pasado, Death Valley 69.

Pero no, en su pase compostelano, Sonic Youth ofrecieron una lección maestra. Acompañados de Jim O’ Rourke, que debutaba entonces como miembro fijo, el set fue un ziz-zag entre pasado y presente. Cuando, a la cuarta o quinta canción, sonó Schizophrenia todo el escepticismo se vino abajo y el público asistió a uno de los mejores conciertos que se hayan visto jamás en Galicia. A las incendiarias lecturas de Teenage Riot o Kool Thing solo les faltó un poco de volumen para que el Monte do Gozo se viniera abajo. Exactamente, el que tuvieron luego unos Ocean Colour Scene que, pese a sus virtudes, no pudieron competir con aquella Kim Gordon desmelenada bramando eso de “I don’t wanna, I don’t think so”.

Recordarlo, pone la piel de gallina. Ahora solo queda esperar que lo podamos revivir.

http://www.youtube.com/watch?v=2WCWGzmX034Así de vibrantes sonaban Sonic Youth en Los Ángeles tocando «Death Valley 69» hace 14 días